La primera santa colombiana, Laura Montoya será canonizada el domingo

Entrevista a la postuladora de la causa de canonización: Concienció sobre la dignidad humana, a indígenas y autoridades

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El diálogo, el saber perdonar, la unidad nacional, y su gran caridad, son los carismas principales de la Madre Laura. Se trata de la primera santa colombiana, Laura Montoya, (1874-1949) fundadora del Instituto de María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena, que será canonizada este domingo 12 de mayo por el papa Francisco. En la ceremonia participará el presidente colombiano Juan Manuel Santos, una comitiva del Gobierno Nacional y millones de colombianos a través de los medios de comunicación.

Después de un primer milagro que permitió la beatificación, llega el segundo: una curación muy evidente de un enfermo terminal con septicemia generalizada y úlcera perforante cuyo cuadro clínico cambia inexplicablemente de un día al otro.

El carisma de madre Laura fue el de hacer entender la dignidad de la persona humana, no solamente a los indígenas con los cuales trabajaba, sino también a las autoridades civiles. Ella obtuvo frutos de conversión que otros no podían ni siquiera imaginarse. Una santa que aprendió a perdonar y a rezar para que los enemigos se convirtieran, incluso por aquellos que habían asesinado a su padre cuando ella era una niña. Una santa que siempre invitó al diálogo, a la paz y a la unidad nacional.

Juan Pablo II la beatificó el 25 de abril de 2004 y el arzobispo de Medellín, Alberto Giraldo Jaramillo erigió el santuario en donde reposan los restos de la Madre Laura. El Congreso de Colombia aprobó una ley para rendir homenaje por su obra evangelizadora. Su fiesta se celebra el 21 de octubre. 

ZENIT entrevistó a la postuladora de la causa de madre Laura, en la Congregación de la Causa de los Santos, la argentina Silvia Correale, quien contó algunos particulares importantes que presentamos aquí a nuestros lectores.

¿Cuál fue el carisma principal de esta primera santa colombiana?

–Silvia Correale: Ella era maestra y le tocó enseñar en algunos pueblos de la zona colombiana de Antioquia. Allí vio esta necesidad de los indígenas de educación y de descubrir al Señor como Redentor, obteniendo frutos de conversión en donde otros habían intentado sin lograr.

¿De qué familia provenía?

–Silvia Correale: Era una familia que estaba muy bien, al menos hasta que su padre fue asesinado en luchas políticas internas, aquí no entro en el mérito del conflicto, en el cual su padre dio su vida por lo que consideraba justo para su religión y su país. Sus enemigos confiscaron los bienes de su familia, con lo que quedaron en una situación económica difícil. Pero su madre le enseñó a perdonar y rezar para que los enemigos se convirtieran, incluso por los que causaron la muerte de su padre que era un dolor tan grande. Y demuestra también lo importante que es la educación materna.

Ella se aboca a los indígenas, ¿cómo sucede esto?

–Silvia Correale: Ella hace los estudios de magisterio para ganarse la vida como maestra, porque su madre también lo era. Y en sus primeras experiencias toma contacto con la población indígena y se da cuenta que era gente que necesitaba mucho de Dios.

¿Por qué fundó una congregación y no un colegio por ejemplo?

–Silvia Correale: Ella inicia su apostolado con su madre y algunas amigas. Y después por una serie de cosas ve que el Señor la tomaba por la mano y la invita a formar una orden religiosa. Ella tenía experiencias místicas muy profundas. En un momento dudaba si entrar como carmelita descalza, e incluso las carmelitas la llaman para probarse el hábito. Ella habla con su padre espiritual que le dice: “Si tu entras en el Carmelo serás un alma contemplativa pero tendrás siempre esa sed de evangelizar a los indígenas”. Su comunidad de monjas misioneras se encuentra hoy en 21 países.

¿Cómo veían el trabajo de la Madre Laura?

–Silvia Correale: Al ver los resultados el trabajo de apostolado que realizaba entre los autóctonos, el obispo de Santa Fe de Antioquía la alentó a iniciar un nuevo camino para la Iglesia. La Madre Laura realiza así una obra de evangelización de la cultura indígena, primero en Colombia y después en Ecuador. Su labor es muy importante porque le hace tomar conciencia a los indígenas y afrodescendientes de su dignidad humana, y también a las autoridades civiles. Era algo notable para la época, especialmente si tenemos en cuenta que era una mujer quien lo decía y hace cien años atrás. Y por ello encontró también fuertes críticas y resistencias.

¿En la Colombia actual ella tiene algún mensaje o carisma especial?

–Silvia Correale: Sí, es un testimonio importante de unidad nacional. Y un testimonio de diálogo entre distintas culturas, de lo mejor que tiene Colombia, por todo lo que ella hizo, y a pesar de que no era siempre comprendida por las autoridades civiles. Iba al diálogo predicaba la misericordia de Dios, trabajaba en las periferias.

¿El milagro para la beatificación fue un caso de tumor y ahora para la canonización?

–Silvia Correale: Fue un caso de perforación del esófago en un paciente inmunodepreso, con una enfermedad que se fue agravando a través de los años. O sea que todo con el organismo estaba profundamente deteriorado y cuando se produce la perforación del esófago entró en septicemia.

En esos casos se suele hacer una intervención quirúrgica para cerrar la herida del esófago, pero en su caso no se podía por el mal estado general de salud. Ni siquiera lo podían entubar, porque no hubiera podido volver a respirar autónomamente.

¿Y el enfermo qué le dijo a madre Laura?

–Silvia Correale: Él era un médico de Medellín y sabía su diagnóstico y pronóstico. Y le dijo a la madre Laura: “Soy médico, se lo que tengo, si tú intercedes y me consigues esta gracia del Señor yo salvo mi vida pero tu llegas a los altares”.

¿Y qué pasó?

–Silvia Correale: Esa misma noche se curó y al otro día ya estaba bien. Se le bajó la fiebre, comenzó a superar los aspectos que determinan un estado de shock séptico. Entonces empezaron a repetir los exámenes y en las radiografías con contraste se vio que el líquido ya no se salía por perforación alguna. Se hizo la endoscopia. Este milagro que se registró en el 2004 fue tan claro que la comisión médica no tuvo ninguna duda en aceptarlo como tal.

¿Y la virtud dominante?</strong>

La caridad fue la virtud de la madre Laura, de nivel muy elevado, sobre todo cuando es de calidad sobrenatural. Los escritos de ella, que estamos ordenándolos para hacer una publicación crítica, son de una altura impresionante, que hacen recordar a santa Teresa de Ávila. Una persona que tenía solamente estudios de magisterio, es increíble que pudiera escribir tan bien sobre la experiencia de Dios, del amor de Dios. Era tan fuerte la experiencia de la paternidad de Dios, que ella la experimenta hacia los infieles, o sea los indígenas. Ella experimentaba a menudo la palabra de Jesús en la cruz “Tengo sed”. Y le decía al Señor: “Tu tienes sed de esas almas, yo tengo sed de darte esas almas”.

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Sergio Mora

Buenos Aires, Argentina Estudios de periodismo en el Istituto Superiore di Comunicazione de Roma y examen superior de italiano para extranjeros en el Instituto Dante Alighieri de Roma. Periodista profesional de la Associazione Stampa Estera en Italia, y publicista de la Orden de periodistas de Italia. Fue corresponsal adjunto del diario español El País de 2000 a 2004, colaborador de los programas en español de la BBC y de Radio Vaticano. Fue director del mensual Expreso Latino, realizó 41 programas en Sky con Babel TV. Actualmente además de ser redactor de ZENIT colabora con diversos medios latinoamericanos.

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