(zenit – 29 abril 2020).- El Papa Francisco subrayó que es preciso recordar a tantos cristianos que verdaderamente sufren persecución en distintas partes del mundo: “Ellos necesitan nuestra oración y experimentar nuestra cercanía”.
Hoy, 29 de abril de 2020, en la audiencia general celebrada en la biblioteca del Palacio Apostólico por la pandemia del coronavirus, el Santo Padre concluyó el ciclo de catequesis dedicadas a las bienaventuranzas con la octava de ellas: “Bienaventurados los perseguidos a causa de la justicia, porque de ellos será el Reino de los Cielos” (Mt 5,10).
“El cristiano está llamado a vivir el espíritu de las bienaventuranzas y que toda su vida haga gustar a los demás el buen sabor de Cristo y del Evangelio”, indicó Francisco.
En esta línea, señaló que el mundo actual “con sus ídolos y con sus estructuras de pecado” no permite un estilo de vida “según el Espíritu de la verdad, por lo que rechaza la enseñanza del Evangelio, tachándola como un problema que se debe desechar y arrinconar”.
Liberación interior
“Esto muestra que la persecución lleva a la liberación interior –continuó–, que rompe con las ataduras del mundo, produciendo una gran alegría, porque se ha encontrado un verdadero tesoro mucho mayor al que puede ofrecer el mundo”.
Finalmente, el Pontífice apuntó que la mencionada bienaventuranza “no debe leerse en clave victimista” porque “no todo desprecio de los hombres es sinónimo de persecución”: “Jesús nos dice que somos ‘sal de la tierra’, y llama nuestra atención ante el peligro de ‘perder el sabor’, porque no serviría más que para tirarla fuera y que la pisotee la gente”.