Los misioneros presentan el Evangelio como esencial para el desarrollo

Subraya el padre Piero Gheddo

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ROMA, viernes, 24 marzo 2006 (ZENIT.org).- Conocedor de primera mano de los territorios de misión, el padre Piero Gheddo se hace eco de cuanto reconocen los misioneros: el Evangelio conduce al desarrollo.

Nacido en 1929, el sacerdote italiano del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME) es uno de los misioneros más conocidos en todo el mundo. Fundó «AsiaNews» –entre las publicaciones misioneras más influyentes–, así como «Mondo e Missione», que dirigió 35 años. Es autor de más de 70 libros.

Abordando la cuestión del «desarrollo» en su mensaje para esta Cuaresma (Zenit, 31 enero 2006), Benedicto XVI puntualizó que «de ningún modo es posible dar respuesta a las necesidades materiales y sociales de los hombres sin colmar, sobre todo, las profundas necesidades de su corazón».

El Santo Padre no dudó en señalar «los ejemplos de los santos y las numerosas experiencias misioneras que caracterizan la historia de la Iglesia» como «indicaciones valiosas para sostener del mejor modo posible el desarrollo».

Y es que «la primera contribución que la Iglesia ofrece al desarrollo del hombre y de los pueblos –escribió– no se basa en medios materiales ni en soluciones técnicas, sino en el anuncio de la verdad de Cristo, que forma las conciencias y muestra la auténtica dignidad de la persona y del trabajo».

Un tema cuya importancia recalcó el padre Gheddo en los micrófonos de «Radio Vaticana» –pues cuando se habla de desarrollo de los pueblos, se habla «de pueblos pobres», dijo–.

«Acabo de estar en África –comentaba el martes pasado–; he visitado a los misioneros en tres países, Senegal, Guinea Bissau y Mali, y percibo siempre esta diferencia».

«En Europa, en el mundo rico –explicó–, hablamos siempre de los problemas económicos internacionales, las finanzas, las multinacionales, el comercio, las ayudas, la deuda exterior, todas cosas justas».

«Pero cuando viajo y oigo a los misioneros –me interesa también el desarrollo, se entiende, no sólo el Evangelio–, dicen que el tema fundamental para educar a estos pueblos es el Evangelio, porque a través del Evangelio, a través de la educación cristiana, aunque luego no se hagan cristianos por varios motivos, se da el sentido de la dignidad del hombre, el sentido del trabajo, el sentido del respeto al otro, se superan los tribalismos, etcétera».

«Ningún proyecto económico, social o político puede sustituir el don de uno mismo a los demás en el que se expresa la caridad», dice el Papa en su mensaje, palabras ante las cuales reconoce el padre Gheddo: «No debemos olvidar que nosotros somos privilegiados de la humanidad, no por mérito nuestro, sino porque hemos recibido en primer lugar el mensaje de Jesús».

«El desarrollo moderno ha nacido de ahí, de esas raíces. He aquí por qué el absurdo de suprimir las raíces cristianas de Europa. La Europa de hoy es lo que es porque está cristianizada, porque tiene un fundamento histórico», recordó en la emisora pontificia.

En este contexto considera un deber «propagar la fe», «ayudar también» y «renunciar a un poco de nuestra riqueza y opulencia». Y el misionero, actual director de la Oficina histórica del PIME, lanza especialmente este mensaje a los jóvenes.

«Son los jóvenes quienes deben ir, quienes deben educar», concluye.

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ZENIT Staff

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