SANTANDER, lunes 22 de septiembre de 2008 (ZENIT.org).- Los obispos españoles condenaron este lunes en una nota el atentado terrorista que ha costado la vida a un militar y herido a otros seis, en la localidad española de Santoña.
En la madrugada de este lunes, un coche bomba explotaba frente al Patronato Militar «Virgen del Puerto», una academia de formación militar, de Santoña, matando al militar Luis Conde de la Cruz. Otras 10 personas resultaron heridas en varios atentados durante el fin de semana, en el País Vasco.
En su nota, los obispos recuerdan que la calificación moral «absolutamente negativa» del terrorismo «se extiende, en la debida proporción, a las acciones u omisiones de todos aquellos que, sin intervenir directamente en la comisión de atentados, los hacen posibles, como a quienes forman parte de los comandos informativos o de su organización, encubren a los terroristas o colaboran con ellos; a quienes justifican teóricamente sus acciones o verbalmente las aprueban».
«La Doctrina de la Iglesia «nos permite calificar netamente al terrorismo como una realidad perversa en sí misma, que no admite justificación alguna apelando a otros males sociales, reales o supuestos. Es más, hace posible que apreciemos hasta qué punto el terrorismo es una estructura de pecado generadora ella misma de nuevos y graves males», añade la nota.
En otro mensaje, esta vez del obispo de Santander, monseñor Vicente Jiménez, se insiste en la cercanía de la Iglesia con las víctimas de los atentados.
«Una vez más la banda terrorista ETA ha sembrado de muerte y dolor la Villa cántabra de Santoña», afirma el obispo, quien expresa «su profundo dolor y su más absoluta y total condena de este criminal acto de terrorismo».
El terrorismo, añade el prelado, «es intrínsecamente perverso y vulnera gravemente el derecho a la vida y a la libertad».
Asimismo, monseñor Jiménez muestra su apoyo a «las autoridades públicas, así como los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en el laudable trabajo al servicio de la convivencia en paz y en justicia de toda la sociedad».
