(zenit – 25 febrero 2020).- “Queremos comprometernos a impulsar la primera infancia como un urgente desafío para procurar, además de su protección, también su desarrollo humano, integral y solidario”.
Dichas palabras forman parte de un comunicado emitido por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), difundido tras el asesinato de cuatro mujeres, la joven Ingrid, la pequeña Fátima, la bebé llamada Karol y Mayte Viridiana Aguilar, el pasado domingo 23 de febrero de 2020 en el país.
Además, desean llevar a cabo este compromiso “de la manera más acelerada y seria, garantizando que los jóvenes mexicanos vivan con la mayor dignidad y calidad de vida”, encargándose de “llevar nuestros Centros de Escucha y de Atención a personas adictas para ofrecer ayuda a las víctimas de violencia, y colaborar para reconstruir a las personas y la integración dentro de nuestra sociedad”.
Educación familiar
Los obispos creen que “hemos perdido los referentes básicos de la convivencia humana: la verdad, la bondad y la belleza”. Sin negar la importancia de la institución escolar, reconocen “la necesidad de una base educativa que implique la vida familiar”, pues “la indispensable instrucción sobre las ciencias, con la conciencia de que las disciplinas que se presentan en las escuelas, no pueden sustituir la educación que la familia puede dar”.
En la nota se hace referencia a la urgencia de “justicia, paz y misericordia” como estilos de vida y desarrollo humano para hacer posible una vida digna para todos, y a como hoy “toda acción social, económica y política tienen que transformarse en un eje central del bienestar de la persona, antes que ideologías, discursos o estadísticas ”.
Feminicidios
Igualmente, destacan que “todos somos corresponsables para resolver la crisis de humanidad que enfrentamos” y “tenemos una responsabilidad en la misión de forjar una cultura de esperanza y de paz”.
Los obispos sostienen que “no son extrañas las protestas públicas, pues tan sólo a finales del 2019 se registraron 1006 víctimas de feminicidio”. Esta violencia contra la mujer “se ha expresado en un nuevo y agresivo rostro visible ante nuestros ojos, en una forma tan cruel que genera desconcierto, dolor, amargura, tristeza, llanto, indignación, impotencia y muchos deseos de venganza”, añaden.
“Dar palabra al dolor”
En el citado comunicado, los miembros del episcopado levantan la voz, “para dar palabra al dolor y a todos los afectados por él, pues el dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe, y deseamos ubicarnos desde la fe para que ofrezcamos presencia en palabras, diálogo y encuentro para abrirnos a la compasión. El grito de dolor de las víctimas de las violencias clama al cielo por justicia. Los cristianos no podemos permanecer indiferentes.”.
Finalmente, el mensaje indica que, desde la CEM se realiza un llamado “a todos los creyentes y personas de buena voluntad para poner lo que está en nuestras manos e impedir que crezca y se extienda más la violencia, de manera muy especial les invitamos a todos a respetar a las mujeres y reconocer el derecho que ellas tienen, de promover su dignidad, garantizando su libertad e integridad en nuestra sociedad”.