No a la confrontación entre bolivianos

Comunicado de la Conferencia Episcopal de Bolivia

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La Iglesia Católica en Bolivia ha expresado su preocupación por las tensiones de estos días por la protesta promovida por la Central Obrera Boliviana (COB), con manifestaciones y marchas públicas. La intervención de la Iglesia de debe al temor de posibles enfrentamientos en las calles porque el Gobierno de Evo Morales ha instado a sus seguidores a “defender en las calles el actual proceso de cambio en el país”. Con este motivo, la Conferencia Episcopal de Bolivia ha hecho público un comunicado en el que pide un «diálogo responsable».

En el comunicado, la Conferencia Episcopal Boliviana y el Arzobispado de La Paz afirman levantar «una vez más, su voz de preocupación y llaman a un diálogo responsable, frente a los anuncios de radicalización de medidas de presión y convocatoria a nuevas movilizaciones que pueden derivar en la confrontación entre hermanos bolivianos, lo cual, lejos de aportar soluciones, profundizan el conflicto y prefiguran consecuencias imprevisibles que todos podemos lamentar en el futuro».

Recuerdan que «la Palabra de Dios nos advierte, con solicitud amorosa, que la confrontación entre hermanos traerá pérdidas, ojalá no irreparables, para todos ( Cfr. Gal 5,15)».

Afirman que «no es responsable alentar la confrontación entre hermanos cuando los problemas deben ser atendidos en el único camino válido y democrático del diálogo. En nuestro comunicado anterior constatamos la demanda legítima de los trabajadores a una jubilación digna y suficiente. Al reducir este derecho a un escenario político se le niega legitimidad y se ahondan las incomprensiones. Por otro lado, tampoco es responsable la radicalización de medidas de presión sin atender al recurso al diálogo y sin demostrar una real predisposición a ceder posiciones atendiendo la realidad económica del país».

«Como Iglesia –añaden–, en nombre de Dios Padre que quiere el bien de todos sus hijos sin diferencias ni discriminaciones, llamamos a las autoridades nacionales y sectores movilizados a buscar caminos de encuentro, deponiendo actitudes descalificadoras y medidas de presión y violencia, usando la razón, que es un don de Dios, para sentarse a la mesa de diálogo con voluntad serena y real predisposición para flexibilizar posiciones priorizando el bien común de toda la sociedad».

Y concluyen: «Pedimos que sea el Espíritu de Cristo Resucitado, constructor de la unidad en el amor, que infunda en todos nosotros actitudes de encuentro y de paz, buscando la justicia para todos».

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ZENIT Staff

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