CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 4, diciembre 2006 (ZENIT.org).- La paz es la meta a la que aspira la humanidad pues es también «uno de los nombres más bellos de Dios», ha explicado Benedicto XVI al meditar sobre el Adviento.
El Santo Padre profundizó en el sentido del período litúrgico de preparación a la Navidad durante la homilía que pronunció en la tarde de este sábado (2 de diciembre) durante la celebración de las vísperas del primer domingo de Adviento en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
Según el pontífice, en Adviento «la Iglesia da voz a esa espera de Dios profundamente inscrita en la historia de la humanidad, una espera a menudo sofocada y desviada hacia direcciones equivocadas».
«Y esto lo hace antes que nada, pero no sólo, con la oración», añadió. Ahora bien, aseguró, «las “obras buenas” son esenciales e inseparables a la oración».
Por este motivo, indicó, Adviento es «el período más adecuado para convertirse en un tiempo vivido en comunión con todos aquellos –y gracias a Dios son muchos– que esperan en un mundo más justo y más fraterno».
«Este compromiso por la justicia puede unir en cierto sentido a los hombres de cualquier nacionalidad y cultura, creyentes y no creyentes», consideró.
Y constató: «Todos están animados por un anhelo común, aunque sea distinto por sus motivaciones, hacia un futuro de justicia y de paz».
«¡La paz es la meta a la que aspira toda la humanidad!», exclamó. «Para los creyentes “paz” es uno de los nombres más bellos de Dios, quien quiere el entendimiento entre todos sus hijos, como he tenido la oportunidad de recordar en mi peregrinación de estos días pasados a Turquía», afirmó, en referencia al viaje que realizó a ese país del 28 de noviembre al 1 de diciembre.
[Puede leerse la meditación completa del papa en la sección de Documentos de la página web de Zenit].
