Beso de Judas © Cathopic

Píldoras de esperanza (9): “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”

Miércoles Santo 2020

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Reflexión sobre los Evangelios diarios

Invocamos al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo lléname de ti. Dame alegría y paz en mi corazón y da sabiduría a mi mente para poder entender lo que me quieres decir hoy a través de la Palabra de Dios. Amén.

 

Evangelio según San Mateo 26, 14-25.

Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me darán si se lo entrego?”. Y resolvieron darle treinta monedas de plata.

Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.

El primer día de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: “¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?”.

El respondió: “Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: ‘El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos’”.

Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.

Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”.

Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: “¿Seré yo, Señor?”.

El respondió: “El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar”.

El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: “más le valdría no haber nacido!”.

Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: “¿Seré yo, Maestro?”. “Tú lo has dicho”, le respondió Jesús.

Palabra del Señor

 

¿Qué dice el texto?

Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”.

Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: “¿Seré yo, Señor?”.

 

¿Qué nos dice hoy Dios a través de este texto?

Este texto es muy conocido, pues se usa para muchas épocas del año, especialmente en la Semana Santa, que este año pasará a nuestra memoria de una manera especial. Todos conocemos el desenlace de lo que sucederá después. Todos se alarman, nadie quiere ser el que traicione, finalmente de una o de otra forma todos abandonaron a Jesús esa noche y como dice la Escritura “se dispersaron”. Pero no todo termina con la traición y el abandono de ellos. El Pastor resucitado volverá a reunir a su rebaño disperso.

Cuando vivimos momentos de fuerte agitación no preguntamos: “¿Seré yo, Señor?”. ¿Seré yo el que fracase? ¿Seré yo el que pierda? ¿Seré yo quien no cumpla con mis obligaciones? ¿Seré yo el que me contagie? Es aquí cuando comienzan nuestros miedos, y las noticias de los medios de comunicación son alarmantes. Pero para esta ansiedad que hay, el único antivirus se llama ESPERANZA.

Nosotros sabemos el final de historia. Nuestro valor es la esperanza, nuestra virtud vivir esperanzados.

En la Liturgia de las horas de hoy, oramos con el Salmo 38. Te invito a que repitas varias veces un estribillo, para que entre en nuestro corazón. Te sugiero que también lo leas con tu familia:

Y ahora, Señor, ¿Qué esperanza me queda?

Tú eres, Señor, mi confianza, en Ti esperaré.

Te invito a conocer más de nuestro trabajo diario sobre la Lectura Orante de la Biblia

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Ricardo Grzona

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