(zenit – 5 feb. 2020).- Manos Unidas presentó ayer su campaña anual, que lleva por lema “Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú” y se va a centrar en denunciar las consecuencias que el deterioro medioambiental y la crisis climática tienen en la vida de los 821 millones de personas que pasan hambre y en los más de 1000 millones de personas empobrecidas.
La directora nacional de Manos Unidas, Clara Pardo, presentó la nueva Campaña en rueda de prensa el martes, 4 de febrero, por la mañana, en la Asociación de la Prensa de Madrid, acompañada de Janeth Aguirre, misionera en Mali desde hace más de 15 años y Alberto Franco, misionero colombiano, quienes compartieron sus testimonios.
Con esta campaña, segunda del plan de trabajo trienal que está llevando a cabo la ONG con el lema “Promoviendo los Derechos con Hechos”, Manos Unidas continuará trabajando, como viene haciendo desde hace 61 años, en la defensa de los Derechos Humanos como garantes de la dignidad de las personas y requisito indispensable en la lucha contra el hambre, la pobreza y la desigualdad.
Clara Pardo, presidenta nacional de la Organización, señaló que el enfoque medioambiental que se le ha dado a la campaña es una “obligación” derivada del objetivo que la ONG de la Iglesia católica tiene de “aliviar el sufrimiento de las personas que viven en contextos de mayor vulnerabilidad, de los nacidos en esa calle equivocada de la aldea global”, recalcó.
Refugiados climáticos
La presidenta de Manos Unidas resaltó algunas de las consecuencias que el maltrato al planeta tiene sobre las personas más empobrecidas entre las que se encuentran la dificultad para obtener rendimiento de las tierras afectadas por los cambios en los patrones de comportamiento del clima o los desplazamientos relacionados con los fenómenos meteorológicos extremos.
Unos desplazamientos que, de no producirse un cambio, el Banco Mundial estima que podrían alcanzar los 140 millones de personas en 2050. “¿Nos hemos planteado qué vamos a hacer cuando esas personas, a las que hace tan solo unos días se acaba de reconocer como refugiados -refugiados climáticos- llamen a nuestras puertas?”, se preguntó Pardo.
40 misioneros
Para presentar esta Campaña, Manos Unidas ha contado con la presencia de 40 misioneros, tanto religiosos como laicos, que se encontraron en Madrid el pasado 29 de enero. De ellos, 16 están trabajando actualmente en 14 países fuera de España, relacionados directa o indirectamente con los proyectos de desarrollo de la Organización, y en ámbitos que van desde la educación formal y la promoción de la mujer, hasta la seguridad alimentaria, pasando por la gestión de riesgos, el acceso a la educación de niños y jóvenes o la adaptación al deterioro medioambiental del planeta.
“Hacer llorar la tierra” en Mali
La hermana Janeth Aguirre desarrolla su labor en la ciudad de Koulikoro (Mali), donde es testigo de la capacidad de resiliencia de un pueblo que hace frente a la amenaza del terrorismo, del abandono estatal y del cambio climático, con las armas de la educación y la capacitación.
“El terrorismo encuentra en los poblados del Sahel a personas empobrecidas, sin oportunidades, desatendidas por el Estado y a expensas del dinero rápido. De manera particular los jóvenes ceden, algunas veces con el beneplácito de sus padres, a trabajar con estos grupos por una remuneración mensual que termina por convertirlos en marionetas de sus planes grotescos; se destruyen valores ancestrales y se pone en juego el futuro generacional del país”, explicó la misionera colombiana.
“Esta situación, asegura Aguirre, se ve agravada por el cambio climático que se percibe en las dificultades a las que se enfrentan las mujeres para cultivar sus huertos; tarea fundamental en la vida de toda mujer maliense”.
Hace 15 años cuando las misioneras de María Inmaculada llegaron a Mali, aseguró Janeth Aguirre, “la gente podía comer de lo que producían sus huertos, pero, ahora, debido a la disminución en el volumen de las lluvias, como consecuencia de la crisis medioambiental, los pozos se han ido secando y los huertos han ido desapareciendo (…). En uno de los proyectos que llevamos a cabo con apoyo de Manos Unidas hemos constatado que 70% de los niños que recibimos en las consulta tienen problemas de malnutrición, crecimiento y desarrollo y otro tanto las mujeres gestantes”, explicó Aguirre.
La hermana Janeth citó a las mujeres para referirse a la solución más inmediata para poner fin a este acuciante problema: “Ellas dicen que tenemos que ‘hacer llorar la tierra’, por medio de la construcción de pozos profundos con bombas mecánicas para asegurar el suministro de agua todo el año, y el cultivo de los huertos”. “Hay que crear soluciones durables, formarlas, capacitarlas en técnicas de cultivo y de riego, reutilizar las aguas usadas, ayudarlas a crear la infraestructura para que la mujer maliense pueda realizar su trabajo”, aseguró. Y para ello requirió el apoyo de todos.
Colombia: La cruda realidad del hambre
Por su parte, Alberto Franco, misionero colombiano, destacado defensor de los derechos humanos y ambientales en Colombia, se refirió a la agresión que han sufrido los territorios y las poblaciones colombianas a causa del conflicto armado y los grandes proyectos extractivos.
Franco comenzó su intervención con un recuerdo del pasado: “Crecí escuchando historias de la colonización, es decir, de tierra ‘lejos de la civilización’, a donde los pobres iban o los llevaban para tumbar (derribar) montañas y ‘hacer fincas’, porque había que ‘civilizar las montañas’. Soy campesino descendiente de la llamada ‘colonización paisa’ en Colombia. (…) Nunca oí hablar, por ejemplo, de justicia social o justicia climática”, explicó para aclarar después que este “modelo de desarrollo y de civilización es responsable de la crisis ambiental y del hambre de millones de personas, aunque nos digan que eso es lo normal y lo único”.
La explotación de los “bienes de la creación” es para el religioso colombiano la causa de la cruda realidad del hambre, las injusticias, las desigualdades, el calentamiento global, la violación a los derechos fundamentales, las violencias y las guerras. Y la justificación de esta explotación “vacía de contenido palabras como democracia, libertad de expresión, estado de derecho o derechos humanos”, aseguró Alberto Franco.
Ante esta realidad, el misionero colombiano propone dar el primer paso para emprender un largo camino que “nos lleve a nuevas realidades o nuevas miradas de la misma realidad”. Y entre estos pasos destaca el “llamar las cosas por su nombre porque no es ético ni realista seguir escuchando los negacionistas de la crisis ambiental y socioeconómica, que maquillan el hambre, la miseria y el riesgo climático”.
Calendario de eventos
Este miércoles, 5 de febrero, está previsto que se celebre en Madrid el acto de lanzamiento de la Campaña, en el que Aguirre y Franco contarán sus experiencias a los socios, donantes, voluntarios y colaboradores de la Organización y a todas aquellas personas que quieran asistir. Este evento estará conducido por el periodista y presentador de televisión Fernando Timón. Tendrá lugar en el Auditorio de la Mutua Madrileña Pº de la Castellana 33, Madrid.
Por otro lado, el viernes, 7 de febrero, como gesto de apoyo a los 821 millones de personas que sufren, cada día, el hambre en el mundo, Manos Unidas celebra el Día del Ayuno Voluntario con eventos en toda España y propone donar el importe de la comida de ese día a los cerca de 1.500 proyectos de desarrollo que realiza la Organización en 59 países de todo el mundo.
El domingo 9 de febrero, las parroquias de toda España celebrarán la Jornada Nacional de Manos Unidas con una colecta anual especial, invitando a los asistentes a aportar su colaboración.
El martes, 11 de febrero de 2020, se celebrará una mesa redonda sobre el tema: “¿Por qué la crisis medioambiental afecta más a las mujeres pobres?”, en la que se debatirán las consecuencias del deterioro del medioambiente y el cambio climático para las poblaciones más pobres de los entornos rurales, especialmente para las mujeres.
Las mujeres que intervendrán en la mesa son: Marisela García, del Centro de Derechos Indígenas y de la Congregación Hermanas del Divino Pastor (México), Rossana Cueva, de la Corporación ecuatoriana “Soljusticia” y Silvia Heredia, miembro del Programa socioeducativo “Paso a paso”, de Honduras.