Texto de la carta pastoral del arzobispo de San Juan de Puerto Rico

Dedicada a la paz en el país y al rezo del santo rosario

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SAN JUAN, lunes 1 octubre 2012 (ZENIT.org).- Con motivo del Año de la Fe y de las próximas elecciones de gobernador y de otros cargos en Puerto Rico en el mes de noviembre, el arzobispo de San Juan, monseñor Roberto González Nieves OFM, ha firmado una Carta Pastoral para todos los fieles católicos de esta Archidiócesis de la capital del estado libre asociado de Estados Unidos. Ofrecemos a nuestros lectores el texto íntegro del mensaje.

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Carta Pastoral

¡Paz para Puerto Rico!,

El santo rosario, camino por la paz en el Año de la fe

I.  Introducción:

Querido Pueblo Santo de Dios que peregrina en la Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico, recibe de este, tu servidor, un fuerte abrazo de paz y bien.

1. Durante este mes de octubre de 2012 quisiera exhortarles a rezar más intensamente el Santo Rosario por la causa de la paz en Puerto Rico.  María y los apóstoles del Señor, «subieron a la sala donde solían reunirse” y allí «perseveraban en la oración, con un mismo espíritu» (Hch 1, 13-14). Hoy, nosotros y nosotras, los discípulos y discípulas de Jesús, que formamos la Iglesia de Jesucristo en Puerto Rico, también queremos, juntamente con María y los apóstoles, reunirnos y perseverar en la oración y suplicar por la paz, la reconciliación y la unidad en Puerto Rico.

2. En la oración del Rosario, “María, la Madre del Señor, se encuentra en medio de nosotros. Hoy es Ella quien orienta nuestra meditación; Ella nos enseña a rezar. Es Ella quien nos muestra el modo de abrir nuestra mente y nuestro corazón a la fuerza del Espíritu Santo, que viene para ser comunicado al mundo entero.” (Discurso de Benedicto XVI al finalizar el rezo del Santo Rosario en Aparecida, 12 de mayo 2007)

3. Decía el Beato Juan Pablo II, respecto al Santo Rosario: “En efecto, ¿qué es el Rosario? Un compendio del Evangelio. Nos hace volver continuamente a las principales escenas de la vida de Cristo, como para hacernos «respirar» su misterio. El Rosario es un camino privilegiado de contemplación. Es, por decirlo así, el camino de María. ¿Quién conoce y ama a Cristo más que Ella?” (Discurso en Santuario Mariano de Pompeya, 7 de octubre de 2012). Durante el mes de octubre de 2012, nuestra  Arquidiócesis, quiere meditar, contemplar continuamente las escenas más importantes en la vida de Jesús para, junto a María, respirar el Misterio de Cristo y hacer una sentida plegaria por la paz, tan necesaria en Puerto Rico.

II.  El Santo Rosario como identificación de nuestra fe

4. Cuando el Beato Juan Pablo II nos visitó, resaltó como un elemento de la identificación de la fe en Puerto Rico, el llevar el Santo Rosario: “El amor providente del Padre os ha guiado siempre por los caminos de la historia de la mano de María. En momentos históricos difíciles para la fe, el jíbaro bueno de esta tierra llevaba, y lleva aún, colgado de su cuello el Rosario de la Virgen María. Era la identificación de su fe.” (Homilía en Plaza Las Américas, 12 de octubre de 1984)

5. Ese Rosario de la Virgen María, hoy no sólo queremos llevarlo colgado al cuello, sino queremos colgarlo en cada corazón humano para que sea un instrumento más de contemplación del rostro de Cristo y sus misterios de salvación. Que ese rosario nos vincule siempre a Cristo por medio de su Madre, la Virgen María, la Virgen del “Sí” a Dios, la Virgen que no sólo busca a su Hijo extraviado en el Templo, sino que nos busca también a nosotros y nosotras, sus hijos e hijas boricuas, y todos los que habitan en esta tierra, cuando nos extraviamos y nos alejamos del Templo, que es la Iglesia, transmisora de la fe cristiana.  

III.  El Santo Rosario y la Nueva Evangelización

6. El Rosario, por conducto de María, nos conduce a Jesús, el centro de la Evangelización. A Ella, por guiarnos a Jesús, la honramos como Estrella de la Nueva Evangelización. María, en la plenitud de los tiempos, en la hora decisiva de la historia humana, se ofreció a sí misma a Dios, ofreció su cuerpo, su juventud y su alma como morada. En Ella y de Ella el Hijo de Dios asumió la carne y tomó rostro humano. Por medio de Ella la Palabra se hizo carne (cf. Jn 1, 14).

7. Cabe mencionar que la Nueva Evangelización no es un cambio en la misión de la Iglesia debido a los tiempos modernos. ¿Qué es la Nueva Evangelización entonces? “El Beato Juan Pablo II, en el primer discurso que habría dado notoriedad y resonancia a este término, dirigiéndose a los Obispos del continente latinoamericano, la define de la siguiente manera: “La conmemoración del medio milenio de Evangelización tendrá su significación plena si es un compromiso vuestro, como Obispos, junto con vuestro presbiterio y fieles; compromiso, no de reevangelización, pero sí de una Evangelización nueva. Nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión” (La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana, Instrumentum Laboris, 2012, n. 45; Juan Pablo II, Discurso a la XIX Asamblea del CELAM (Port au Prince, Haití, 9 de marzo de 1983),

8. También, el Rosario por la Paz se da en el contexto de la celebración de los 500 años de la llegada de nuestro primer Obispo a Puerto Rico, don Alonso Manso (25 diciembre de 1512), quien fuera el primer sucesor de los Apóstoles en toda América, no se trata únicamente de apelar a nuestra herencia cristiana que data de siglos. Aunque esto es importante, de lo que verdaderamente se trata es de vivir la fe para alcanzar de nuevo la capacidad de dirigir nuestras vidas y nuestro futuro, personal, social y nacional, iluminado por los principios del Evangelio de Cristo. La fe es el encuentro con Cristo, encuentro que lo cambia todo, que lo transforma todo y lo restaura todo en Cristo.

9. Que estos 500 años de la fundación de la Iglesia propicie una reflexión que nos ayude a redescubrir la importancia de la fe en Cristo, que sea una celebración que conduzca a un encuentro con Jesucristo, muerto y resucitado. Somos cristianos en virtud de que hemos encontrado a Cristo y le hemos seguido. Ser cristiano no se fundamenta en una decisión, sino en un encuentro. “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. (Benedicto XVI, Carta Encíclica Deus caritas est (25 de diciembre de 2005) 

10. Puertorriqueños y puertorriqueñas, y a todos los que habitan en este terruño borinqueño, el Señor toca a la puerta y nos llama. No temamos de abrir nuestros corazones a Jesús. Él es la única esperanza que no defrauda. Como María, no tengamos miedo de responder. Ella respondió con su  “sí” a la Palabra del Señor y, después de haberla concebido al Salvador en su seno, se puso en camino llena de alegría y esperanza. Que Ella sea siempre nuestro modelo y nuestra guía para la Nueva Evangelización.

11. Invoquemos a María en el rezo del Santo Rosario, para pedirle que bendiga a Puerto Rico, que interceda ante su Hijo por la paz, y para que nos acompañe en la Nueva Evangelización.

12. El 12 de octubre de 1984, en el Estadio de Santo Domingo, el Beato Juan Pablo II, el mismo día en que vino a Puerto Rico, hizo la siguiente plegaria por la Nueva Evangelización de América Latina:  

María Santísima, Madre de nuestra América,
por la predicación del Evangelio
nuestros pueblos conocen que son hermanos
y que Tú eres la Inmaculada y llena de gracia.

Con certeza filial sabemos
que en tu oído está el anuncio del ángel,
en tus labios, el cántico de alabanza,
en tus brazos, Dios hecho Niño,
en tu corazón, la cruz del Gólgota,
en tu frente, la luz y fuego del Espíritu Santo,
y bajo tus pies,
la serpiente derrotada.
Madre nuestra Santísima,
en esta hora de Nueva Evangelización,
ruega por nosotros al Redentor del hombre;
que Él nos rescate del pecado
y de cuanto nos esclaviza;
que nos una con el vínculo de la fidelidad
a la Iglesia y a los Pastores que la guían.

Muestra tu amor de Madre a los pobres,
a los que sufren y a cuantos buscan el reino de tu Hijo.
Alienta nuestros esfuerzos por construir
el continente de la esperanza solidaria,
en la verdad, la justicia y el amor.
Agradecemos profundamente el don de la fe
y glorificamos contigo al Padre de las misericordias,
por tu Hijo Jesús, en el Espíritu Santo. Amén.

 IV.  El Rosario y la Paz

13. ¿Es el Santo Rosario una oración por la paz? De eso no tenía ninguna duda, el Beato Juan Pablo II, cuando en su Carta Apostólica, El Rosario de la Virgen María, urgía a rezar el Santo Rosario para implorar el don de la paz:

14. “El Rosario ha sido propuesto muchas veces por mis predecesores y por mí mismo como oración por la paz. Al inicio de un milenio que se ha abierto con las horrorosas escenas del atentado del 11 de septiembre de 2001 y que ve cada día en muchas partes del mundo nuevos episodios de sangre y violencia, promover el Rosario significa sumirse en la contemplación del misterio de Aquél que «es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad» (Ef 2, 14). No se puede, pues, recitar el Rosario sin sentirse implicados en un compromiso concreto de servir a la paz, con una particular atención a la tierra de Jesús, aún ahora tan atormentada y tan querida por el corazón cristiano.”

15. “Otro ámbito crucial de nuestro tiempo, que requiere una urgente atención y oración, es el de la familia, célula fundamental de la sociedad, amenazada cada vez más por fuerzas disgregadoras, tanto de índole ideológica como práctica, que hacen temer por el futuro de esta fundamental e irrenunciable institución y, con ella, por el destino de toda la sociedad. En el marco de una pastoral familiar más amplia, fomentar el Rosario en las familias cristianas es una ayuda eficaz para contrastar los efectos desoladores de esta crisis actual.” Recordemos aquella frase célebre de nuestra cultura católica, “La familia que reza unida, permanece unida.”

V.  El Rosario: misterios que nos invitan a orar por la paz

16. Al rezar los Misterios Gozosos, pensemos en la alegría de vivir en la paz de Cristo, anunciada en Belén (cf. Lc 2, 14), en quien todos somos hermanos y hermanas, y guardianes del prójimo y de sus necesidades, especialmente de los más indefensos y vulnerables, o sea, nuestros hermanos y hermanas que aún estánen el vientre materno y de los más pobres; pensemos en el gozo que experimentaremos en Puerto Rico cuando la paz sea un hecho, y la violencia, que tanto daño nos hace, sea cosa del pasado. Al rezar los Misterios Gozosos pensemos siempre con esperanza en la alegría de la paz.

17. Al meditar los Misterios de la Luz, proyectemos laLuz de Cristo sobre los hogares, matrimonios, familias, escuelas, centros de estudios y gobiernos, para que en todas nuestras actividades, se realicen en la paz de Cristo y crezcamos en la cultura de la paz en una sana convivencia.

18. Los Misterios Dolorosos nos llevan a contemplar el dolor que vivieron Jesús y María por la causa de la paz (la cual, en la mentalidad judía, es el conjunto de todos los bienes) y cuánto dolor puede causar cuando no se vive en paz y se prefiere la violencia. Al rezar los Misterios Dolorosos, oremos portantos hijos e hijas de Dios en Puerto Rico, y en el mundo, que han sido víctimas de la violencia en todas sus manifestaciones.

19. Los Misterios de Gloria nos indican que nuestra “contemplación del rostro de Cristo no puede reducirse a su imagen de crucificado. ¡Él es el Resucitado! El Rosario ha expresado siempre esta convicción de fe, invitando al creyente a entrar en el verdadero sentido de la Pasión para fijarse en la gloria de Cristo, en su Resurrección y Ascensión. Contemplando al Resucitado, el cristiano descubre de nuevo las razones de la propia fe (cf. 1 Co 15, 14), y revive la alegría, no solamente de aquellos a los que Cristo se manifestó –los Apóstoles, María Magdalena, los discípulos de Emaús–, sino sobre todo la alegría que María experimentó de modo intenso en la nueva vida de su Hijo glorificado.” (Rosarium Virginis Mariae, n. 23)

VI.  Los misterios del Rosario por la Paz

20. Siendo el Santo Rosario una oración privilegiada por la paz, hemos querido que, en nuestra Arquidiócesis, durante este mes de octubre, lo recemos de una manera más intensamente enfocada en la súplica de dicho don.  Para ello, proponemos reflexionar especialmente sobre cinco misterios de la vida de Jesús relacionados con la paz y que hunden sus raíces en el Evangelio de la Paz de Jesús. 

Primer Misterio: Jesús, camino de paz

Reflexión: Zacarías, lleno del Espíritu Santo ante el nacimiento de su hijo, Juan El Bautista, hace un canto profético que nos revela a Jesús como el “sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc. 1, 79).

Oración: Señor Jesús, sé siempre nuestro sol.  Ilumina a Puerto Rico para que se disipen las tinieblas de la violencia en nuestra tierra y que podamos caminar por los senderos de la paz. Señor Jesús, que ninguna tiniebla eclipse tu paz. Amén.

Segundo Misterio: En Jesús, el Padre nos regala la paz

Reflexión: Ante el nacimiento de Jesús, los ángeles cantaron: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad» (Lc 2, 14).” Con ese cántico, los ángeles anuncian a los pastores que el nacimiento de Jesús «es» gloria para Dios en las alturas y «es» paz en la tierra para los hombres que él ama. (cf. Benedicto XVI, Audiencia General, 16 de diciembre de 2007.)

Nosotros también, con el rezo del Santo Rosario por la paz, anunciemos que Jesús es Gloria de Dios para la humanidad, y que cuantos lo acogen y viven según su Evangelio, vivirán en su paz.

Oración: Príncipe de la paz, haz que en la tierra borincana haya paz para las personas de buena voluntad, para las personas que Tú amas.  ¡Gloria a Dios en el cielo y paz en Puerto Rico! Amén.

Tercer Misterio: Bienaventurados los que trabajan por la paz

Reflexión: Ante tanta violencia en Puerto Rico, las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña deben resonar en todos nuestros rincones:  “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”(Mt 5, 4. 9).

Bienaventurados todos aquellos que en Puerto Rico son forjadores de paz; bienaventurados los padres y madres que educan a sus hijos e hijas en la cultura de la paz; bienaventurados los educadores, las personas del arte, la cultura, la música, del mundo económico, de gobierno y político, que  trabajan por la paz auténtica y la enseñan de la forma más elocuente y creíble: con su testimonio de vida.

Oración: Señor Jesús, hoy oramos con el salmista que nos dice, “El Señor bendice a su pueblo con la paz (Sal 29, 11)”; te pedimos que bendigas a Puerto Rico con tu paz, que bendigas a los puertorriqueños y puertorriqueñas, y a todos los habitantes de este terruño borinqueño, que pregonan tu paz. Amén.

Cuarto Misterio: Jesús, ante su pasión, nos deja su paz

Reflexión: Jesús, ante la inminencia de su dolorosa pasión y crucifixión dijo a sus discípulos: “La paz les dejo, mi paz les doy; no se las doy como la da el mundo. No se turbe su corazón ni se acobarde” (Jn 14, 27). Jesús, ante la violencia que iba a padecer, nos deja su paz. La paz es la respuesta de Jesús ante la violencia del mundo. La pa
z también debe ser la respuesta de todos ante la violencia en Puerto Rico y el mundo. La criminalidad no se combate con más violencia, como lo es la pena de muerte. Con la oración se reconstruye el desgarre del corazón que está roto por la violencia.  «El medio principal para construir la paz es la oración intensa, humilde y confiada.” (Beato Juan Pablo II, Chile, 1987.)

Oración: Señor, Siervo paciente de Yahveh, danos tu paz, para que jamás se turbe nuestro corazón y nos veamos tentados a responder a la violencia con más violencia. Señor, danos tu paz para que jamás se acobarden nuestros corazones ante los miedos que produce la violencia. Tú que nos has sanado por tus llagas, haz que tu pasión sane las heridas producidas por la violencia y, sobre todo, sane la violencia que anida en el corazón de los seres humanos. Amén.

Quinto Misterio: Jesús resucitado nos regala la paz

Nos dice el evangelista San Juan que el Señor resucitado se le aparece a los apóstoles y les dice: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes” (Jn. 20, 21). Eso ocurrió al atardecer,  el primer día de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos temerosos (Jn. 20, 19).

Hoy, todos los que en Puerto Rico vivimos temerosos, aterrados por tanta violencia, oramos a Jesús, para que en nuestros miedos, inseguridades, nerviosismos, se haga presente, y nos salude con su paz. Hermano y hermana, ante la duda que no se pueda lograr la paz, no dudes de que Jesús es la paz. La paz del Señor es un don que proviene de lo alto. La paz  es un regalo del Señor Resucitado.

Oración: Señor Jesús, que resucitado te apareciste y nos dijiste, “La paz esté con ustedes” (Jn 20,21), te pedimos que nos permitas vivir en tu paz, no solo para disfrutarla, sino para, como discípulos y discípulas tuyos, ser mensajeros y sembradores de tu paz. ¡Señor Jesús, saluda y bendice a nuestra Patria con tu paz!  Señor, como los discípulos de Emaús, hoy te decimos, “quédate con nosotros,” ¡quédate con tu paz! Amén.

VII.  La paz ante la violencia y la criminalidad

21. “La oración del justo tiene poder”. (St. 5,16) Esas palabras del Apóstol Santiago nos animan a orar por la paz. La oración tiene el poder de transformar el corazón de la persona violenta. Decía el Papa Benedicto XVI en su homilía de la Vigilia Pascual: “el mal no proviene del ser, que es creado por Dios, sino que existe solo en virtud de la negación”. (7 abril de 2012)

22. Cuando la persona humana se niega a abrirse completamente al amor de Dios, es más susceptible a la violencia. Cuando las familias viven alejadas de Dios, la luz de su paz tiende a eclipsarse. Nos preguntamos: ¿qué fuerza es la que mueve a un ser humano a quitar la vida a otro? ¿Qué fuerza es la que mueve a una persona cuando comete violencia contra su cónyuge, sus padres, su hermano, hijos o prójimo?  Sabemos que no es la fuerza del amor de Dios, es su ausencia. Decía San Agustín, “Ama a Dios y haz lo que quieras” (cf. Tratado sobre la Primera Carta de San Juan 7, 8; Sermón/Discurso 163B, sobre las palabras del Apóstol San Pablo…).  San Agustín decía esto porque sabía que, quien verdaderamente ama a Dios, no puede hacer otra cosa que amar, que hacer el bien.

23. Hoy más que nunca urge a todos a trabajar por el  Puerto Rico de la civilización del amor. La responsabilidad de un Puerto Rico regido por el imperativo del amor es de todos y todas. La Iglesia, al celebrar estos 500 años de su fundación en Puerto Rico, es consciente de que urge anunciar en Puerto Rico, con renovados bríos, el Evangelio de la vida y de la paz, del amor y de la justicia, la reconciliación y la unidad. 

VIII.  La paz y los Medios de Comunicación Social

24. En el documento,  Ética en las Comunicaciones Sociales del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales (4 junio de 2000),  se nos dice que: “En síntesis, los medios de comunicación pueden usarse para el bien o para el mal; es cuestión de elegir. «…. Los medios de comunicación pueden a veces reducir a los seres humanos a simples unidades de consumo, o a grupos rivales de interés; también pueden manipular a los espectadores, lectores y oyentes, considerándolos meras cifras de las que se obtienen ventajas, sea en venta de productos, sea en apoyo político. Y todo ello destruye la comunidad. La tarea de la comunicación es unir a las personas y enriquecer su vida, no aislarlas ni explotarlas. Los medios de comunicación social, usados correctamente, pueden ayudar a crear y apoyar una comunidad humana basada en la justicia y la caridad; y, en la medida en que lo hagan, serán signos de esperanza»” (n. 19, citando al Beato Juan Pablo II, Mensaje para la XXXII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 1998, n. 4).

25. Es triste ver cuando los medios de comunicación crean en la opinión pública “una cultura que presenta el recurso a la anticoncepción, la esterilización, el aborto y la misma eutanasia como un signo de progreso y conquista de libertad, mientras muestran como enemigas de la libertad y del progreso las posiciones incondicionales a favor de la vida » (Evangelium vitae, 17). Todo ello se opone a una verdadera cultura de la paz, pues es violencia llamar derecho a la amenaza de la vida de los más inocentes, como son los no nacidos, y los ancianos o enfermos indefensos.

26. Ese mismo documento, (Ética en las Comunicaciones Sociales) les habla en específico al comunicador cristiano: “El comunicador cristiano en particular tiene una tarea, una vocación profética: clamar contra los falsos dioses e ídolos de nuestro tiempo —el materialismo, el hedonismo, el consumismo, el nacionalismo extremo y otros—, ofreciendo a todos un cuerpo de verdades morales basadas en la dignidad y los derechos humanos, la opción preferencial por los pobres, el destino universal de los bienes, el amor a los enemigos y el respeto incondicional a toda vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural; y buscando la realización más perfecta del Reino en este mundo, conscientes de que, al final de los tiempos, Jesús restablecerá todas las cosas y las restituirá al Padre” (n. 31)

27. En este mes del Rosario por la paz, oremos también por nuestros hermanos y hermanas de los medios de comunicación en Puerto Rico para que sean agentes de la paz, para que puedan realizar su trabajo en un ambiente de paz y tranquilidad donde se les respete su espacio a informar, a buscar y comunicar la verdad.

28. Imploremos al Espíritu Santo para que nuestros comunicadores sean valientes y testigos auténticos de la verdad y de la paz. Oremos para que las personas en los medios de comunicación en Puerto Rico «se hagan intérpretes de las actuales exigencias culturales, comprometiéndose a vivir esta época de la comunicación, no como tiempo de alienación y extravío, sino como tiempo oportuno para la búsqueda de la verdad y el desarrollo de la comunión entre las personas y los pueblos» (Beato Juan Pablo II, Discurso al Congreso Parábolas Mediáticas, 9 noviembre 2002,), una comunicación que promueva la paz entre todos y todas los puertorriqueños

IX.  La paz en el Año electoral

29. Este mes del Rosario por la Paz lo celebramos a escasos días del plebiscito y las elecciones generales en Puerto Rico. Para todos y todas es un momento propicio para orar por la paz durante todo este proceso eleccionario. La violencia física no es la única forma de violentar la paz. También se violenta la paz cuando se ataca la dignidad de los candidatos, sus familiares y sus seguidores; cuando se interrumpen actos políticos pacíficos; cuando se destruye propaganda política; cuando se persigue al contendor con insultos, con odio y venganza hacia el adversario político.

30. La Iglesia lamenta cuando se utilizan los medios de comunicación, como por ejemplo
, en las campañas políticas, con fines ajenos a la paz y a la verdad: “Los políticos sin escrúpulos usan los medios de comunicación para la demagogia y el engaño, apoyando políticas injustas y regímenes opresivos. Ridiculizan a sus adversarios y sistemáticamente distorsionan y anulan la verdad por medio de la propaganda y de planteamientos falsamente tranquilizadores. En este caso, más que unir a las personas, los medios de comunicación sirven para separarlas, creando tensiones y sospechas que constituyen gérmenes de nuevos conflictos.” (Documento: Ética en las Comunicaciones Sociales del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, 4 junio de 2000, n. 15)

31. Esta jornada electoral debe ser iluminada por un espíritu de meditación, reflexión, respeto, convivencia social y por los deseos de paz.  

X.  Exhortación Final

32. Al proponer el rezo del Santo Rosario durante el mes de octubre de 2012 por la paz en Puerto Rico, confío que esta propuesta sea acogida con generosidad en nuestras parroquias, escuelas, centros de catequesis, en los conventos, especialmente, en nuestros hogares. “El Rosario, comprendido en su pleno significado, conduce al corazón mismo de la vida cristiana y ofrece una oportunidad ordinaria y fecunda espiritual y pedagógica, para la contemplación personal, la formación del Pueblo de Dios y la nueva evangelización.” (Carta Apostólica, El Rosario de la Virgen María, Ibid)

33. Este mes del Rosario por la paz en Puerto Rico coincide con algunas otras celebraciones eclesiásticas, como lo son: el inicio del Año de la Fe decretado por el Papa Benedicto XVI. Comenzará el 11 de octubre de 2012, en el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará en la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013. En la fecha del 11 de octubre de 2012, se celebrarán también los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado el Beato Papa Juan Pablo II, con la intención de ilustrar a todos los fieles la fuerza y belleza de la fe.

34. Confiamos que todas estas celebraciones sean fermento para la fe en Puerto Rico, “una fe a la que se nos ha convocado mediante la Nueva Evangelización a propagarla con nuevo ardor y renovados bríos. Una fe que queremos hacerla frondosa, cual grano de mostaza, mediante nuestro Plan de Pastoral para la Nueva Evangelización de la Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico que da seguimiento y concreta las propuestas aprobadas del I Sínodo Arquidiocesano.  Una fe que queremos mantener ardiendo en el corazón de los puertorriqueños, y demás habitantes de este terruño borinqueño, como ardieron los corazones de los discípulos de Emaús.  Esta es una labor inmensa que no la puede realizar este servidor por sus propias fuerzas, es una labor que requiere la colaboración de todos: sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y los fieles laicos. (Homilía del Arzobispo de San Juan en la celebración eucarística con los diáconos permanentes de San Juan, 18 de agosto de 2012).

35. Hoy, una vez más, les invito a orar y a colaborar con la misión salvadora de la Iglesia en Puerto Rico. Les animo a trabajar para mantener la fe en Puerto Rico, por preservar las instituciones de la familia y el matrimonio, por lograr una economía solidaria que incremente la justicia social y por hacer presente en todas partes, a tiempo y destiempo, el Evangelio de Cristo tan necesario y urgente en nuestros tiempos.

36. Que el Santo Rosario sea la oración del pueblo de Puerto Rico por la paz, por los frutos del Concilio Vaticano II y por las bendiciones especiales en ocasión del Año de la Fe.

37. Que Nuestra Señora de la Divina Providencia, Patrona Principal de toda la nación puertorriqueña, interceda por nosotros y nosotras para que alcancemos la paz, tan anhelada ahora, y nos bendiga para poder llegar a la plenitud de la paz en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dado en San Juan de Puerto Rico, a los 27 días del mes de septiembre de 2012, día de San Vicente de Paúl, apóstol de la caridad.  En el Año Jubilar de los 500 años de la fundación de la Iglesia en Puerto Rico.  Decimotercero de mi pontificado en la Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico.

Con mis oraciones, cariño y deseos de paz, quedo,

+ Roberto GonzálezNieves, OFM

 Arzobispo Metropolitano de San Juan de Puerto Rico

ROSARIO POR LA PAZ EN PUERTO RICO

ORACIÓN DE COMIENZO:
 
Padre Eterno, Tú que nos diste a Jesús, paz verdadera, te ofrecemos por manos de María, nuestra Madre y Reina este Santo Rosario suplicando la paz por nuestra patria y  por nuestras familias.  Por Jesucristo tu hijo,    AMÉN
  
PRIMER MISTERIO: Jesús, camino de paz

​“Sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra
​ de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”
 
INTENCIÓN: Concede Señor a nuestra familia y a mi patria vivir como hermanos en Comunidad fraterna.
 
​Padre Nuestro, Ave Marías – Gloria
 
LETANÍA FINAL: Jesús, camino de la paz – Ruega por nosotros.
 
SEGUNDO MISTERIO: En Jesús, el Padre nos regala la paz
 
​“Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.”
 
INTENCIÓN: Señor, que todos los hombres y mujeres tengamos deseos inmensos de construir la paz.
 
LETANÍA FINAL: Jesús paz del universo – ten piedad de nosotros.
 
TERCER MISTERIO: Bienaventurados
los que trabajan por la paz
 
​“La paz esté con ustedes, como el Padre me ha enviado así también los envío yo”.
 
INTENCIÓN: Señor que seamos verdaderos instrumentos de paz y concordia.
 
LETANÍA FINAL: Jesús, paz eterna – ruega por nosotros.

CUARTO MISTERIO: Jesús, ante su pasión, nos deja su paz
 
​“La paz os dejo, mi paz les doy, no se la doy yo como la da el mundo. Que no se Turbe su corazón, ni se acobarde.”
 
INTENCION: Que seamos instrumentos de Jesús para difundir la paz.
 
LETANIA FINAL: Jesús paz del corazón – ten piedad de nosotros.

QUINTO MISTERIO: Jesús resucitado nos regala la paz

“Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán ellos llamados Hijos de Dios.”

INTENCION: Que Jesús nos de la sabiduría para trabajar por la paz.

LETANIA FINAL: Jesús paz de la comunidad – ruega por nosotros.

ORACION FINAL:

Señor de cielo y tierra, paz infinita, corazón misericordioso; te suplicamos nos acompañes en nuestro caminar y te pedimos nos hagas instrumentos de tu paz. AMEN

ORACIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

Oh, Señor,hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el   Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.

Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.

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ZENIT Staff

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