Turquía: cada vez más es necesario encontrar modos de convivencia

Entrevista con el sacerdote Claudio Monge o.p., residente en Estambul y consultor del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso

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Turquía se prepara para recibir la visita del Santo Padre este fin de semana. Y allí está Claudio Monge o.p., dominico que vive en Estambul y es residente en Turquía desde hace más de 10 años, pero frecuenta esta país desde el 1997. Además de la vida de la comunidad, de la que fue superior durante 7 años, es responsable del DOST-I, un centro cultural que permite acoger estudiantes en gran parte turcos para ayudarles en sus investigaciones y estudios. Por otro lado, han creado una pequeña biblioteca que se ocupa de temas de teología occidental y teología del diálogo interreligioso, mística comparada, y otro pequeño sector de historia de la presencia de las órdenes religiosas en esta área de Oriente Medio. Asimismo, se ocupa desde hace varios años de la animación de una oración ecuménica con un grupo de jóvenes. Además del trabajo pastoral, es también profesor en teología de las religiones y el diálogo interreligioso en la Universidad de Friburgo (Suiza). En abril fue nombrado por el Papa Francisco como consultor del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.

Con él ha hablado ZENIT para profundizar algunos aspectos sobre el viaje del Papa a un país mayoritariamente musulmán, que también recibidió la visita de Benedicto XVI en el 2006. Por otro lado, el padre Claudio ha explicado cómo es la situación de los cristianos en este país, y lo que supone ser una minoría. Un gran trabajo el de ecumenismo y diálogo interreligioso es el que te tiene que realizar en la nación turca, que aunque aún haya mucho trabajo por delante «tenemos esperanza porque Espíritu Santo sigue soplando»

Menos del 1 por ciento de la población turca es cristiana ¿cómo se está preparando esta pequeña comunidad para el viaje del Santo Padre?
— Padre Monge: Esta premisa es muy importante, no se puede imaginar algo muy visible. Es una pequeña comunidad que intenta preparar las cosas. No sólo somos una ínfima minoría, es necesario tener en cuenta la variedad de iglesias y de ritos. En el origen de este viaje papal está la invitación del patriarca ortodoxo Bartolomé, en el ámbito de una relación muy fraterna que existe entre ellos y de una tradición que contempla presencia de representantes de las dos iglesias en las fiestas patronales. Obviamente, el Papa viene como jefe de la Iglesia católica y como católicos intentamos prepararnos lo mejor posible y vivir al máximo el encuentro con Francisco en la eucarística del sábado 29. Una preparación muy complicada, porque sólo los católicos nos expresamos en cuatro ritos diferentes –latino, armeno, siriaco, caldeo–  porque la diversidad lingüística y cultural es muy importante. El hecho de estar juntos en una única celebración eucarística es ya una prueba. 

¿Qué recuerda de la visita del papa Benedicto XVI a Turquía en el 2006? ¿Qué frutos tuvo?
— Padre Monge: El primer recuerdo que tengo es que esa visita se contextualizaba en un momento muy particular donde la figura del Papa en Turquía no tenía «buena publicidad». Estabamos a pocas semanas después del famoso discurso de Ratisbona, estabamos en plena crisis internacional por las caricaturas de Mahoma. Había una tensión enorme y cierto mundo islámico se consideraba al jefe de la Iglesia católica no como a un amigo. En estos días Francisco llega con otro tipo de «publicidad» aunque ahora tampoco estamos en una situación ideal. Por distintos motivos, los dos viajes se sitúan en momentos delicados. Del viaje de Benedicto XVI recuerdo que a pesar de este punto de partida difícil fue realmente una recuperación casi milagrosa de la relación del Papa con el mundo turco. En pocas horas de la página 15 pasó a la primera página de los periódicos, también gracias a gestos sorprendentes que no imaginaban de Benedicto XVI. 

Sobre los frutos es difícil responder. Un viaje por sí solo aunque sea importante, no puede hacer primavera. Puede ser un momento importante de impulso, invitar a la reflexión pero el problema es la capacidad de concretizar en lo cotidiano estos estímulos y entusiasmo. En este sentido, es importante señalar el Sínodo sobre Oriente Medio que nos dio premisas importantes, se insistió que la unidad y la colaboración como primer testimonio, no solo alternativas al testimonio.

¿Cuál es el ambiente en Turquía previo al viaje apostólico? ¿Qué opinión hay sobre el Papa?
— Padre Monge: Es necesario entender que del viaje no se sabe mucho. Un Papa católico no puede tener en Turquía, un país 99 por ciento islámico, el mismo impacto que tiene en occidente. Para la gente, papa Francisco es un líder religioso… Tiene el mismo efecto que si un líder islámico de un grupo concreto va a occidente. Seguramente en los días de la visita, desde el punto de vista mediático bastará una palabra o un encuentro que hará aumentar la atención.
Otra cosa es a nivel de autoridades religiosas o del mundo político. Cada uno lo ve desde su òptica o desde sus intereses.  Pero seguramente, sucederá como en el 2006, que en los días de la visita estará en la primera páginas de los periódicos.

En un país como Turquía, en el que los cristianos son una minoría, ¿cómo se trabaja en el diálogo interreligioso?
— Padre Monge: Es necesario entender qué comprendemos por diálogo interreligioso. Cada vez estoy más convencido que el diálogo islámico cristiano como tal no existe, porque no existe un diálogo de sistemas. Lo que sí existe, y soy testigo, es un diálogo cotidiano entre los creyentes, entre personas. Y primero de todo se expresa con una necesidad de ciudadanía compartida, vivir juntos. Cada vez es más necesario encontrar modos de convivencia. Después obviamente hay iniciativas, que son más a nivel de creyentes. Hay individuos, más que instituciones, y ciertos grupos que hacen de este intercambio espiritual teológico su vocación principal.
En los últimos años en Turquía se ha centrado mucho sobre la importancia simbólica de esta tierra, tierra de Abraham, padre común en la fe. Y también hay cursos, seminarios… en los que se aborda este tema.

Y en esta realidad, ¿los cristianos se sienten discriminados como minoría?
— Padre Monge: Seguramente, el hecho de que aún haya grupos minoritarios que no gozan de reconocimiento jurídico ha llevado a discriminaciones. Discriminaciones, que a lo largo de los años se han acentuado porque hay obligación de poner en el documento de identidad la pertenencia religiosa. En este sentido, sí. Hay discriminaciones aún presentes hoy. Además, en este momento se multiplican las dificultades que van más allá de la discriminación religiosa y afectan sobre todo a los extranjeros. Estamos en un momento en el que conseguir el permiso de residencia se ha hecho muy difícil.

¿Cómo se debe trabajar en el ecumenismo, tan importante en un país en el que hay variedad de ritos?
— Padre Monge: Debemos señalar que las relaciones en el vértice entre los responsables de las iglesias no se corresponde necesariamente con la relación en la base. Estoy convencido que la primera cosa urgente es el encuentro recíproco. El hecho de encontrar momentos de rezar juntos como cristianos, no rezar uno junto a otro haciendo cada uno su oración, sino rezar juntos; es lo primero. Además, para avanzar en el proceso ecuménico sería necesario hacer un proyecto más estructurado de formación. Creo que esto es un problema general: tener una verdadera formación. Otro tema a tener en cuenta es la fractura entre generaciones. Esta es causada por una histórica tendencia de las Iglesias orientales a identificar fe e identidad étnico-culturales: la historia de las Millet otomanas, las Iglesias-naciones que reivindicaban una autonomía respecto al mundo turco identificado con el Islam. El fervor religioso que se convierte en operador identitario contribuye a la firmeza de los ritos y de
las creencias que dicen poco o nada a las jóvenes generaciones. Este romper con las Iglesias identitarias tienden a romper con la fe en breve.
Es un camino largo y difícil pero tenemos esperanza porque el Espíritu Santo sigue soplando y él trabaja, pero también tenemos que dejarle trabajar.

Oriente Medio está viviendo una situación muy delicada y dolorosa, ¿cómo se vive esto en Turquía?
— Padre Monge: En Turquía se vive de forma muy fuerte la crisis palestina-israelí. Sabemos que en los últimos años ha habido una nueva toma de posición política oficial de las autoridades turcas, que históricamente siempre han estado cerca del gobierno israelí. El problema es que por el momento no parece que esta cuestión avanza. Y estamos convencidos de que la solución de muchos problemas de la región depende mucho de la solución del problema palestino-israelí porque se convierte en una especie de símbolo que justifica muchas violencias.
Después, nosotros también vivimos el drama humanitario de los inmigrantes. Turquía hospeda más de un millón de refugiados sirios, algunos también del norte de Irak… No se puede cerrar los ojos respecto a esta situación. Y hay un sentido de impotencia, y lo que impresiona es la tragedia humanitaria, que no es sólo de los cristianos. No se puede ver el drama solo desde un visto de vista confesional. No hay futuro sin el reconocimiento de una humanidad común a todas las víctimas de estas tragedias y en en ausencia de una condena sin llamamientos del desprecio de la sacralidad de la vida hecho a menudo en el nombre que Dios que afirmamos como Creador.

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Staff Reporter

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