Una clínica de Cáritas en Gaza, destruida por un bombardeo israelí

Situación “inhumana y criminal”, denuncia el párroco local

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JERUSALÉN, lunes, 12 de enero de 2009 (ZENIT.org).- Uno de los puntos de atención médica que la organización católica Cáritas Jerusalén mantiene en la Franja de Gaza fue destruido el pasado viernes durante un bombardeo israelí.

Así lo ha confirmado este lunes Cáritas Internationalis a través de un comunicado, con el que ha anunciado también un llamamiento de emergencia a través de la red Cáritas para enviar ayudar humanitaria urgente a la zona.

La clínica, en el distrito de Al Maghazi, fue completamente destruida por los bombardeos, junto con una veintena de viviendas. Gracias a que las familias de la zona se habían refugiado en varias escuelas del distrito, no hay que lamentar heridos, afirma la nota.

De las 884 víctimas mortales que por el momento se han contabilizado en este conflicto, 12 eran personal médico, y 275 eran niños.

Por el momento, Cáritas mantiene otras cinco clínicas activas en la Franja. Caritas Jerusalén ha alertado sobre la dificultad de conseguir suministros de alimentos y medicinas. La intención es proveer servicios médicos a través de los centros de Cáritas, así como una clínica móvil que ayude a los hospitales de Gaza a atender a los heridos.

En total, Cáritas Jerusalén ha previsto una cantidad de más de 1,5 millones de euros, para proporcionar, además de material médico y ambulancias, kits higiénicos, alimentos y mantas para hasta 4.000 familias.

En unas declaraciones telefónicas recogidas por Cáritas, el párroco de Gaza, el padre Manuel Musallam, afirma que la situación es «inhumana y criminal».

«Hay un gran pánico en todas partes. De día y de noche el llanto de los niños penetra por doquier. La gente no duerme. Lo han perdido todo».

El sacerdote explicó que cerca de 70.000 personas «están viviendo en las escuelas. Quienes siguen en casa viven en los baños y en las escaleras por miedo a los estallidos de los cristales. Aquí no hay agua, y se nos ha acabado el diesel para el generador que permitía a la gente cocinar».

«Hay cadáveres por las calles. En las clínicas se hacen operaciones en el suelo. Una mujer embarazada recibió un disparo mientras iba a la clínica a dar a luz, intentaron salvar al bebé pero también había muerto», detalló el párroco.

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ZENIT Staff

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