Urge en Venezuela un diálogo «auténtico y responsable», alerta el episcopado

Al concluir su 83ª Asamblea Ordinaria

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CARACAS, viernes, 14 enero 2005 (ZENIT.org).- Urge en Venezuela «establecer un diálogo auténtico y responsable entre gobierno y quienes no comparten su proyecto político-social» para superar el prolongado estado de polarización en que se vive, alertan los prelados del país.

Un «deseo profundo y del deber apremiante de reiterar el llamamiento a la reconciliación entre todos los venezolanos» late en la exhortación que todos los arzobispos y obispos de Venezuela firmaron el miércoles pasado al término de su 83ª Asamblea Ordinaria.

«Diálogo y perdón para la paz» titulan el texto en el que constatan con inquietud el aumento de «la confrontación, la polarización y el revanchismo» en un país donde «no se aprecian pasos que indiquen la superación de estas actitudes y de la exclusión que ellas producen en nuestra sociedad».

Ni el gobierno ni la oposición «han trabajado suficientemente en la búsqueda de la reconciliación y la paz», «y si bien en democracia el tono debe darlo quien ejerce la autoridad, la responsabilidad de la convivencia es de todos los ciudadanos», subraya el episcopado.

De trazar el panorama nacional se encargó el viernes pasado el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Baltazar Porras (Zenit, 11 enero 2005).

Al cierre de los trabajos de la asamblea, los obispos insisten en su «gran preocupación por la aprobación de leyes con carácter decididamente punitivo que además entran en contradicción con el espíritu de los principios y derechos consagrados en la Constitución y en los tratados internacionales suscritos por el Estado Venezolano y que amenazan la libertad ciudadana».

«Una sociedad en la que se restrinja, aunque sea legalmente, la libertad de opinión y el disenso, y en la que se imponga, sin más, la decisión tajante de la mayoría, sin dejar espacio al intercambio y conjunción de propuestas, cierra prácticamente el camino a la verdad», denuncian.

Señalan en particular «la reforma parcial del Código Penal como un retroceso en materia de derechos humanos y como instrumento de intimidación a la disidencia política y cívica».

«Otro preocupante elemento» –añaden– es que «se percibe una excesiva concentración de poder, bajo el dominio de un gobierno en el que pareciera diluirse la autonomía de los Poderes Públicos».

Se trata de un aspecto «altamente perjudicial para una democracia que, por naturaleza, exige junto a poderes públicos autónomos y libres de presiones en sus ejecutorias, una oposición responsable y crítica»; si no, «se correría el peligro del abuso del poder y se abrirían las puertas a una dictadura bajo la apariencia de legalidad».

Lejos de que sea posible construir todos juntos una nación «humana, justa, solidaria y fraterna» a base de «venganzas, exclusiones y abusos», «en Venezuela es urgente establecer un diálogo auténtico y responsable entre el Gobierno y quienes no comparten su proyecto político-social» porque «el país no debe continuar con el prolongado estado de polarización», piden los obispos.

«El diálogo consiste en ver en el otro un prójimo» –aclaran–, y «esto se aplica totalmente al diálogo político», pues «las diferentes fuerzas y partidos deben compartir su responsabilidad con la verdad y la justicia, teniendo siempre en cuenta las exigencias del bien común».

Dialogar también es «esencial para encontrar la verdad, porque el diálogo no consiste en imponer al otro una verdad preestablecida como tampoco, simplemente, en tolerar las ideas del otro. Dialogar es buscar la verdad entre las diversas partes con la contribución todos».

Lanzan los prelados además una invitación «a multiplicar los gestos de reconciliación», tales como «adecentar» las expresiones con que se califica al adversario; valorar lo que tienen los venezolanos en común por encima de lo que separa; no perseguir o condenar actuaciones que de por sí son legítimas; perdonarnos todos, unos a otros, por nuestras faltas y errores»; y «ajustar siempre, cada vez más nuestras conductas a las normas morales, las cuales han de inspirar la Constitución y las leyes».

«En el contexto de esta búsqueda de reconciliación» los obispos piden finalmente al presidente de la República Hugo Chávez «la concesión de medidas de gracia o indultos a los civiles y militares condenados o imputados por razones políticas, en el espíritu con que en época reciente se ha procedido en nuestra historia».

«Nuestros pronunciamientos en ningún momento los hacemos buscando una cuota de poder o queriendo favorecer una determinada parcialidad u opción política –puntualizan en su mensaje los prelados–. Nuestro horizonte es, y será siempre, el bien común, concreción del mandamiento supremo del Amor».

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ZENIT Staff

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