Al menos 25 personas han muerto por la explosión de dos coches bomba este martes en la ciudad yemení de Radá, en el sur del país, según las autoridades locales y fuentes de los servicios médicos.
Al finalizar la audiencia general de los miércoles, el papa Francisco ha condenado los «inhumanos actos terroristas» ocurridos recientemente en Australia, Pakistán y Yemen. El Santo Padre ha rezado la oración del Padre Nuestro por las víctimas de estos ataques y ha pedido que «el Señor reciba en su paz a los fallecidos, conforte a los familiares y convierta los corazones de los violentos».
En el sur de Yemen, el primer artefacto estalló al paso de un autobús escolar en el que viajaban unas niñas, y el segundo cerca de una concentración de combatientes del movimiento chií Ansar al Alá (hutí) cerca de la casa de un dirigente local del grupo, informó a la agencia Efe una fuente de seguridad.
Según el relato de esta misma fuente, el primer ataque iba dirigido contra un puesto de control levantado por milicianos hutíes y coincidió con el paso del vehículo de las estudiantes de primaria, cuyas edades varían entre los seis y los doce años. Quince pequeñas perdieron la vida en este atentado –que «lleva la marca de Al Qaeda»– y al menos otras nueve resultaron heridas.
Posteriormente, un segundo coche bomba explotó en las inmediaciones de una vivienda de un dirigente local que supuestamente apoya a los hutíes. Las autoridades han cifrado en al menos diez las víctimas mortales y decenas de personas sufrieron lesiones en este atentado.
Por su parte, el Gobierno de España ha condenado «enérgicamente» los dos atentados terroristas cometidos ayer en Radá, que ha considerado «especialmente odiosos» por el hecho de que entre sus numerosas víctimas se encuentran al menos «quince niñas de corta edad».
En un comunicado del Ministerio de Exteriores, el Ejecutivo «comparte el lacerante dolor de las familias de esas niñas y de las otras víctimas», y extiende sus condolencias a las autoridades y a todo el pueblo de Yemen, al tiempo que desea la pronta recuperación de los heridos en los atentados.
Este tipo de acciones, destaca Exteriores, «sólo pueden servir para fortalecer» la determinación de luchar «en estrecha colaboración internacional contra el terrorismo y quienes lo justifican con falsos pretextos religiosos, ideológicos o de cualquier otra índole».
Radá, situada en la provincia de Al Baida, era un bastión del grupo terrorista Al Qaeda en la Península Arábiga. Pero los hutíes tomaron el control de esta localidad a mediados del pasado mes de octubre, después de duros enfrentamientos con combatientes de Al Qaeda y milicianos tribales afines a esta organización.
El movimiento chií afronta una dura resistencia en Al Baida y en la región vecina de Eb, en el sur de Yemen, mientras intenta extender su dominio a otras zonas del norte y el oeste del país, después de que el pasado 21 de septiembre irrumpiera en la capital, Saná, y se hiciera con el control de numerosos edificios gubernamentales.
