(ZENIT Noticias / Roma, 30.11.2025).- El Vaticano ha dado luz verde para que comience el proceso que podría llevar al reconocimiento de la santidad de Ruth V. K. Pakaluk.
La Santa Sede emitió un nihil obstat —“nada impide”— para que la diócesis de Worcester (Massachusetts) inicie la investigación local sobre la vida y virtudes de esta laica estadounidense. Con este paso, Pakaluk puede ser oficialmente llamada “Sierva de Dios”, la primera etapa formal del proceso.
Ruth nació en 1957 en Nueva Jersey. En su niñez fue criada como presbiterana y destacó como una estudiante brillante. Sin embargo, ingresó a la Universidad de Harvard siendo atea (o casi atea, como comenta su esposo) y con posiciones a favor del aborto. Su futuro esposo también se consideraba ateo cuando se conocieron, aunque ambos compartían el deseo sincero de buscar la verdad y la intuición de que debían tomarse el cristianismo más en serio. Así, comenzaron juntos a leer la Biblia, rezar y examinar sus acciones cotidianas. Para finales de ese año decidieron unirse a un grupo cristiano en la universidad.
En su juventud, Ruth se destacó en la música, practicó hockey y participó en actividades culturales. Su paso por Harvard marcó también el inicio de su compromiso intelectual y moral con la fe.
Antes de adoptar el catolicismo, la Comunidad Cristiana InterVarsity —a la que pertenecían— organizó un debate entre un reconocido apologeta de su entorno y un profesor de filosofía recién convertido de la Universidad de Boston. Al finalizar, tanto Ruth como Michael quedaron convencidos de que debían hacerse católicos. Aquel profesor de Boston era Peter Kreeft, hoy uno de los apologetas católicos más conocidos.
Tras su conversión, Ruth se entregó a la vida cristiana como laica comprometida, combinando la formación de su familia con el activismo social. En Worcester se ganó la fama de “la mamá del barrio”: atendía a sus vecinos, animaba grupos de madres y llevaba la fe a los espacios más cotidianos, mostrando un estilo de santidad discreto y práctico.
En el ámbito público, Pakaluk fue una activa defensora de la vida. Fundó y dirigió grupos provida a nivel universitario y regional —fue presidenta de Massachusetts Citizens for Life— y organizó campañas, conferencias y acciones de formación para jóvenes. Sus escritos y charlas la convirtieron en una referencia del movimiento pro-vida en Nueva Inglaterra.
Como esposa y madre vivió su fe con una radicalidad cotidiana. Se casó con Michael Pakaluk cuando ambos eran estudiantes y juntos tuvieron siete hijos (uno de los cuales murió siendo bebé). Incluso cuando recibió el diagnóstico de cáncer y durante toda su larga enfermedad, mantuvo una entrega constante a su familia y a quienes la rodeaban, dando un testimonio de serenidad y esperanza ante el sufrimiento.
Su compromiso social fue igualmente concreto. Aunque murió en 1998, a los 41 años, su inspiración llevó a la creación de proyectos como Visitation House, un hogar para mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad en Worcester, que desde 2005 ha asistido a cientos de madres y niños. Este legado institucional es también un elemento relevante para la reputación de santidad que se estudia en su causa.
Sobre el parecer del obispo: el nihil obstat fue comunicado en una carta del prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos al obispo de Worcester. La diócesis ya ha dado los primeros pasos administrativos. El obispo Mark J. McManus autorizó la designación de un postulador (Atty. Dwight Duncan) y emitirá los decretos diocesanos correspondientes para organizar la investigación local. En la práctica, el obispado ha facilitado el inicio formal de la causa sin emitir juicios definitivos sobre su santidad hasta que avance la investigación.
¿Qué viene ahora? El proceso diocesano reunirá escritos, testimonios y pruebas sobre la vida de Ruth. Historiadores y teólogos revisarán su obra y su conducta, y un tribunal diocesano elaborará un expediente que será enviado al Dicasterio vaticano encargado de las causas de los santos. Si el Vaticano reconoce que vivió virtudes heroicas, será declarada “Venerable”. Después vendría la beatificación (generalmente tras la verificación de un milagro atribuido a su intercesión) y, posteriormente, la canonización (tras un segundo milagro).
La apertura de la causa ha suscitado reacciones entre quienes la conocieron. Su esposo y varios colaboradores han expresado su alegría y han subrayado que no buscan precipitar conclusiones, sino simplemente permitir que la Iglesia investigue. Al mismo tiempo, las organizaciones y reconocimientos fundados en su memoria —premios provida, iniciativas juveniles y la mencionada Visitation House— reflejan la huella social que dejó y explican por qué muchos piden que su vida sea examinada como posible modelo cristiano.
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