CASTEL GANDOLFO, 30 julio (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha pedido a los mil millones de católicos del mundo que se unan espiritualmente a la vigilia de oración que se celebrará con motivo de la fiesta de la Transfiguración (5 de agosto) en Roma por petición del patriarca de Constantinopla, Bartolomé I.
Tras rezar este mediodía el «Angelus» con varios miles de peregrinos, en el palacio apostólico de Castel Gandolfo, el obispo de Roma explicó que el objetivo de este encuentro será «dar gloria a Dios que, en Cristo, se ha manifestado plenamente cuando afirmó: «Este es mi Hijo predilecto, escuchadle».
De este modo, el Jubileo del año 2000 será testigo en la Ciudad Eterna de un decisivo momento de encuentro entre la Iglesia católica y la ortodoxa, cuyo símbolo de comunión es el patriarca ecuménico de Constantinopla. El Papa responde así a una propuesta que había sido presentada por una delegación bizantina en una visita que hizo al Vaticano con motivo de la fiesta los Santos Pedro y Pablo, a finales del mes de junio pasado.
La liturgia tendrá lugar a las 18.30 en la Basílica de San Juan de Letrán. Será presidida por el presidente del Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos, el cardenal australiano Edward Idris Cassidy.
Monseñor Eleuterio Fortino, subsecretario de este organismo vaticano, en el último número del «Periódico del peregrino», subraya la importancia de la celebración común de la fiesta litúrgica en ese día, la Transfiguración, que coincide en el calendario católico y ortodoxo. Esta festividad sugiere algunas «dimensiones esenciales de la fe cristiana» y plantea, 2000 años después del nacimiento de Cristo, uno de los temas centrales de la tradición de los cristianos de oriente: la «vocación a la deificación del hombre».
La separación entre católicos y ortodoxos tuvo lugar en 1054, a causa de diferencias doctrinales de culto, aunque, el motivo principal se debió quizá a la disputa entre Oriente y Occidente por el primado en la cristiandad.