ROMA, 6 mar 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II celebrará el próximo domingo la beatificación más grande de todos los tiempos al elevar a la gloria de los altares a 233 mártires españoles del siglo XX.
El hecho de que murieran durante la persecución religiosa de los años treinta, especialmente en los primeros meses de la guerra civil española (1936-1939), surgida tras el alzamiento del general Francisco Franco contra la República, podría provocar una lectura política o ideológica de este reconocimiento solemne.
Sin embargo, la misma causa de beatificación, que ha exigido una auténtica mole de documentación para ser justificada, revela todo lo contrario. Uno de los máximos expertos en la materia, el escritor y canciller de la Rota Romana en Roma, monseñor Vicente Cárcel Ortí, explica: «se trata de gente común, sacerdotes, religiosos, religiosas, y 43 laicos que no tienen nada que ver con la guerra civil ni con aquel enfrentamiento ideológico».
Monseñor Cárcel Ortí acaba de publicar precisamente el libro «Mártires del siglo XX – Cien preguntas y respuestas» (Edicep C.B. http://www.edicep.com ) en el que afronta precisamente de manera detallada la historia de los 233 mártires que serán beatificados el 11 de marzo. Ha desempeñado un papel importante en la promoción del proceso de beatificación pues Cárcel Ortí es vicario episcopal de la arquidiócesis de Valencia en Roma. De hecho, 226 de esos mártires proceden de esa arquidiócesis.
–Zenit: Ante todo, díganos, ¿quiénes son y por qué son mártires?
–Monseñor Cárcel Ortí: Se trata de gente pacífica que se convirtió en mártir a causa de una persecución religiosa. No son víctimas de una represión política, no son caídos en un campo de batalla; fueron asesinados por su fe, porque eran católicos. La Iglesia no los beatifica porque eran de derechas o de izquierdas, fascistas o comunistas, sino porque son personas que vivieron su vida cristiana con coherencia, con fidelidad al Evangelio, con entrega absoluta al magisterio y a la enseñanza de la Iglesia. Y coronaron esta vida cristiana con el sacrificio supremo de la sangre.
Se trata de historias conmovedoras, como la de un papá de 32 años que deja a su hija de dos meses y le dice a su esposa: «dame mi mejor traje pues me voy a la fiesta más grande de mi vida, me voy al martirio».
«Pero, ¿qué será de esta niña?», le preguntó su mujer. «No te preocupes –respondió el marido–. Nuestro Señor la cuidará y yo estaré contigo desde el Cielo».
–Zenit: La lista de los nuevos beatos habla por sí sola: religiosas violadas, sacerdotes torturados, jóvenes de la Acción Católica asesinados brutalmente… ¿Cuál es el motivo de todo este horror?
–Monseñor Cárcel Ortí: Es la historia del odio inculcado por una ideología que se llama marxismo-leninismo y que se traduce en el comunismo práctico. Historiadores famosos, que de católicos no tienen nada, han dado testimonio de los excesos a los que puede conducir una ideología así. St. G. Payne ha escrito: «La persecución de la Iglesia católica ha sido la mayor en Europa Occidental, incluso superior a los momentos más crudos de la revolución francesa».
–Zenit: ¿Cómo explica una situación tan bárbara en un país europeo y occidental?
–Monseñor Cárcel Ortí: Una buena respuesta la ofreció Eirik Pierre Labonne, embajador de Francia en Madrid, quien describió así la situación: «La España republicana se dice democrática. Su gobierno desea desarrollar sinceramente en España los principios democráticos. Se declara respetuosa de la libertad de pensamiento, de conciencia y de expresión. Ha aceptado el ejercicio del culto judío y protestante. Pero no tolera para nada el catolicismo, que no goza ni de libertad de conciencia ni mucho menos de libre ejercicio de culto […] Después de las masacres en masa de los miembros del clero, nadie quiere acercarse a las iglesias católicas. Las iglesias son devastadas, las calles están llenas de gente pero los edificios religiosos parecen lugares con la peste».
–Zenit: Una descripción que recuerda más bien a las barbaridades realizadas por los talibán de Afganistán en los últimos días, incluyendo la destrucción de obras de arte, como las estatuas de Buda. En España fueron arrasados templos de valor artístico universal.
–Monseñor Cárcel Ortí: «L´Illustration», una conocida revista francesa, escribió el 5 de febrero de 1938: «El carácter religioso de esta persecución ha desencadenado un vandalismo destructivo hacia las obras de arte. La degradación, la mutilación, la profanación no se deben a la acción de la guerra. Se trata de obras de arte que en su totalidad han sido convertidas de manera voluntaria, sistemática en escombros, a pesar de que no eran objetivos militares».
–Zenit: Cuál es el mensaje que ofrecen hoy los mártires que serán beatificados el próximo domingo.
–Monseñor Cárcel Ortí: La beatificación de los 233 mártires pretende recordar a los hombres de hoy estos estupendos ejemplos de fidelidad al amor de Dios hasta la muerte. En la ceremonia que tendrá lugar el domingo en la plaza de San Pedro no se reproducirán las fotografías de los 233 mártires, sino que se presentará un símbolo común, la «P», que quiere decir «Paz», junto a una cruz y la corona de laurel. Es el símbolo que se encuentra en el sarcófago del mártir Vicente, patrono de Valencia.
San Vicente, junto a san Lorenzo y a san Esteban, es uno de los diáconos de la Iglesia primitiva. Tuvo una fama enorme, de hecho, san Agustín le dedicó bellísimos sermones. Es significativo que Valencia, diócesis a la que pertenece el mayor número de mártires, naciera en el siglo IV, precisamente con el martirio de Vicente. Ahora comienza el tercer milenio con la beatificación de 233 mártires. El martirio siempre es actual y forma parte de la vida de la Iglesia.