MOSCÚ, 14 mar 2001 (ZENIT.org–FIDES).- El arzobispo católico de Moscú, Tadeusz Kondrusiewicz, ha respondido con un comunicado oficial a las acusaciones de «expansionismo católico» lanzadas por el parlamentario nacionalista Vladimir Zhirinoski.
La semana pasada el vicepresidente de la Duma (Parlamento ruso) abrió una interpelación en la que pide al Ministerio de Asuntos Exteriores que informe sobre las medidas que pretende adoptar para «impedir la expansión del catolicismo» en Rusia y otros países ortodoxos y para impedir el viaje del Papa a Ucrania.
Monseñor Kondrusiewicz, administrador apostólico para los católicos de la Rusia europea septentrional, expresa su «motivada preocupación» por la iniciativa del líder político de extrema derecha. «La interrogación presentada ante el Ministerio de Asuntos Exteriores con motivaciones tan inadecuadas –dice– ha asumido el valor de documento oficial, enviado en nombre de un órgano de poder tan autorizado y respetable como la Duma».
Por el contrario, añade, «La Duma del Estado federal es un órgano de poder representativo, llamado a expresar y defender los intereses de toda la sociedad, incluidas las minorías religiosas, como lo es precisamente la católica».
El arzobispo católico está convencido de que la iniciativa promovida por Zhirinoski no es «signo del inicio de una campaña política», sino más bien el resultado de «una serie de incompresiones ligadas a la falta de información».
Entrevistadas por la agencia misionera de la Santa Sede, Fides, fuentes ortodoxas insisten en considerar «excesivo» el número de misioneros y religiosos católicos extranjeros en la Federación Rusa.
Ahora bien, según calcula Fides, para atender al millón de católicos dispersos por el inmenso territorio de la Federación Rusa, se necesitarían al menos 600 sacerdotes, el triple de los actualmente presentes (algo más de 200).
«Muchos de ellos, además, encuentran dificultades para obtener el permiso de residencia y se ven obligados a esporádicos viajes dentro y fuera del país», añade Fides. Es el caso, por ejemplo, del secretario de la Conferencia Episcopal católica, el padre Stanislaw Opiela.
Otro problema que demuestra más bien la «falta de expansión» de los católicos es la absoluta insuficiencia de estructuras para la evangelización. Tan sólo se ha restituido el 20% de las propiedades eclesiales católicas existentes antes de 1930.