En ese año, Washington puso en marcha la denominada Operación Guardián para cortar el flujo de inmigrantes que intentan pasar a los Estados de California, Arizona, Nuevo México o Texas.

Estas cifras suponen un incremento del 600 por ciento en comparación con el período anterior en el que las medidas de seguridad para impedir la entrada de inmigrantes mexicanos ilegales eran más suaves.