YUMBE, 27 mar 2001 (ZENIT.org).- Unos dos mil refugiados atravesaron la frontera entre el sur de Sudán y Uganda recientemente, informa el Servicio Jesuita para refugiados (JRS).
Los refugiados han abandonado los campos para personas desalojadas por el conflicto interno situados en Kirwa, Mangalatore y Kansuk, en el condado de KajuKeji, dirigiéndose hacia el distrito di Yumbe, Uganda del norte.
La mayor parte de estos prófugos han sido alojados en los campos de asentamiento situados en Rhino. «Los nuevos llegados son en su mayoría mujeres, chicas jóvenes y niños de la tribu dinka y parece que abandonaron los campos sudaneses a causa del hambre y de las dificilísimas condiciones de vida, provocadas por dos meses de falta de provisiones alimentarias», según informó Aden Raj, director del JRS de Uganda.
«Sabemos gracias a noticias recientes que la ONG responsable recibió los alimentos y está distribuyendo raciones dobles a quienes han permanecido en KajuKeji para evitar que abandonen el campo sólo a causa de la escasez de comida», añade el JRS. Con las nuevas incorporaciones, los refugiados sudaneses en Uganda son ya 194.613.
Emergencia sanitaria
Por otra parte, la fundación africana para la medicina y la investigación, AMREF-Italia, ha denunciado las dificultades que tienen las ONGs para ayudar a la población civil del sur, que se encuentra «en la mira» de los ataques del Ejército de Jartum.
AMREF afirma que existe ahora una alarma sanitaria: «Sólo hay diez médicos y diez hospitales, de los que únicamente seis están en funcionamiento, aunque en estado deplorable. Un desastre crónico que reclama respuestas apropiadas y a largo plazo», denunciaron ayer en Roma los responsables de la organización, que continuará su llamada de atención en los próximos días en varias ciudades italianas, como Milán y Palermo.
En la región meridional de Bahr El-Ghazal, para una población cercana a los tres millones de habitantes –subraya AMREF–, los médicos son cuatro, además de dos dentistas, tres oculistas, un técnico y dos ayudantes de laboratorio.
«Sudán del Sur tendría necesidad de al menos 360 bravos ayudantes médicos –declara el responsable del proyecto para Sudán de AMREF, Joseph Mwamisi, y en cambio son sólo unos ochenta, todos mayores de sesenta años y sin un reciclaje profesional desde hace al menos veinte años».
AMREF-Italia quiere llenar este vacío, dijeron los responsables ayer, en una rueda de prensa, formando a unos sesenta ayudantes médicos cada año en el centro de formación creado en Maridi, a pocos kilómetros de la República Democrática del Congo.