CIUDAD DEL VATICANO, 30 mar 2001 (ZENIT.org).- La Iglesia católica está decidida a desempeñar un papel más activo en el proceso de integración europea. Esta es la conclusión más evidente de la asamblea de la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE), celebrada entre ayer y hoy en el Vaticano.

En el encuentro participaron delegados de las 14 conferencias episcopales católicas de la Unión Europea (UE), así como los episcopados considerados como «observadores» (en general, pertenecen a países que han pedido la integración en el club de los Quince miembros de la UE: República Checa, Malta, Polonia, Hungría y Suiza).

El encuentro culminó el día de hoy con un encuentro con Juan Pablo II, en el que el pontífice exhortó a los cristianos a convertirse en protagonistas de la nueva Europa a través de su testimonio misionero capaz de infundir «esperanza evangélica», en un viejo continente tentado por el materialismo tecnológico y la imposición de valores impuestos por la mayoría.

Otro de los momentos decisivos de la visita, tuvo lugar cuando el brazo derecho del Papa en la Secretaría de Estado de la Santa Sede, el cardenal Angelo Sodano, y el «ministro» de Asuntos Exteriores del Vaticano, el arzobispo Jean-Louis Tauran (propiamente secretario para las Relaciones con los Estados) se encontraron con los prelados para elaborar estrategias comunes que permitan una contribución más eficaz de los católicos en la construcción europea.

En este encuentro, se ha precisado que la Santa Sede y las comisiones de los obispos europeos (hay dos, la misma COMECE que agrupa sólo a los de la Unión Europea y el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa, ampliado a todo el viejo continente) «tienen misiones distintas aunque complementarias que deberían reforzar la propia cooperación de cara a una intensificación de la presencia de la Iglesia en las instituciones europeas», según explica un comunicado emanado por la oficina de prensa de la Comisión de los Episcopados de la COMECE.

La declaración tiene lugar tres meses después de que Europa aprobara la Carta de derechos fundamentales, considerada como sumamente pobre por representantes de la Iglesia católica y políticos cristianos, tanto de izquierdas como de derechas.

La reunión de los obispos, además, afrontó otros temas de actualidad, según explica este texto. En concreto, analizaron la crisis agrícola que vive en estos momentos el viejo continente a causa de la así llamada epidemia de «vacas locas» y de fiebre aftosa. Ante los dramas humanos y económicos que están experimentando los agricultores, los prelados expresaron total solidaridad..

La inmigración fue otro de los temas afrontados. Los obispos pedirán a la Comisión Europea, que está desarrollando una política común de asilo e inmigración, que ofrezca garantías para respetar los derechos humanos de personas perseguidas. Asimismo presentaron la acogida como un «desafío para todos nosotros, como cristianos y europeos».

Por último, los prelados europeos han acogido con favor la iniciativa de la Comisión Europea y de la presidencia sueca de «promover la educación a los nuevos medios de comunión y de proteger a los niños y menores de edad de todo contenido que pueda dañar a su desarrollo», concluye el comunicado de la COMECE.