MILÁN, 3 abr 2001 (ZENIT.org).- No se han superado totalmente los obstáculos que impiden la recomposición de la fractura entre la Iglesia católica y los seguidores del arzobispo tradicionalista fallecido Marcel Lefebvre.
Tras las declaraciones de Joaquín Navarro-Valls, portavoz vaticano, en las que confirmaba la existencia de contactos entre representantes de la Fraternidad de San Pío X y la Santa Sede (Cf. Zenit, 22 de marzo de 2001), el cardenal Joseph Ratzinger, recién nombrado miembro de la Comisión Pontificia «Ecclesia Dei», encargada por Juan Pablo II de seguir los contactos con esa Fraternidad, declaró ayer que todavía queda mucho para alcanzar un posible acuerdo para la superación del único cisma que se ha verificado en este largo pontificado.
El cardenal hizo estas revelaciones al intervenir al margen de una mesa redonda, celebrada en el Museo diocesano de Milán, con motivo de la presentación de su último libro aparecido en Italia sobre la liturgia, «Introducción al espíritu de la liturgia» («Introduzione allo spirito della liturgia», editorial San Paolo).
«Deseo, espero y rezo para que esta herida se cierre, pero el camino es todavía muy largo –afirmó Ratzinger–. Se ha dado un endurecimiento muy agudo en este movimiento: percibo una cerrazón en sí mismos y esto hace problemático el proceso de reconciliación, al menos en tiempos breves».
Según el purpurado bávaro, «no sólo hace falta una acción diplomática, sino también un camino espiritual común».
De todos modos, el cardenal delineó también los posibles pasos que hay que dar en el futuro: «Nosotros tenemos que hacer lo posible para volver a dar a estos hermanos nuestros la confianza que han perdido. Tenemos que aceptar que los mismos datos esenciales de la liturgia se pueden expresar también de formas rituales diferentes. Pero ellos tienen que comprender que la liturgia renovada [tras el Concilio Vaticano II] no es la de otra Iglesia».
Estas mismas palabras, pero con tonos mucho más fuertes, han sido enunciadas por el cardenal Pierre Eyt, arzobispo de Burdeos, quien ha respondido con energía a la «Carta a nuestros hermanos sacerdotes» que ha distribuido la Fraternidad de San Pío X en Francia comentando la confirmación vaticana sobre los contactos ya entablados.
En la carta, explica el purpurado francés, los «teólogos lefebvristas» hacen una «entristecedora caricatura de la teología católica de la Eucaristía».
«Se trata de contestar radicalmente la doctrina enunciada sobre la Eucaristía por Pablo VI y Juan Pablo II», añade el cardenal Eyt y se pregunta: «¿Cómo podríamos aceptar que otros católicos puedan decir que una teología tan autorizada «la consideran con espanto que es condenable y parcialmente condenada por el Magisterio auténtico de la Iglesia»?».
El comunicado puede consultarse en la página web de la arquidiócesis de Burdeos, http://catholique-bordeaux.cef.fr
La ruptura entre la Fraternidad y la Santa Sede tuvo lugar el 30 de junio de 1988, cuando monseñor Lefebvre (1929-1991) ordenó a cuatro obispos sin la aprobación del obispo de Roma. El 2 de julio el Papa escribía la carta apostólica en forma de «motu proprio» «Ecclesia Dei», en la que textualmente calificaba aquella ordenación episcopal como un cisma (Cf. Carta Apostólica de Juan Pablo II «Ecclesia Dei»).