Durante al menos un año, monseñor William McNaughton, obispo de Inchon, monseñor Boniface Choi ki-san, su coadjutor, y numerosos sacerdotes diocesanos destinarán la décima parte de su sueldo mensual a un fondo creado para los hijos de obreros despedidos por la Daewoo Motor.
«Hasta el 31 de marzo, 60 sacerdotes ya han adherido al proyecto», ha revelado a la agencia misionera de la Santa Sede, Fides, el padre Cho Tong-ho, director del Departamento de Pastoral Social, que ha lanzado la iniciativa.
Al tener noticia de la iniciativa, otras parroquias y diócesis católicas de Corea del Sur han comenzado a hacer lo mismo. El dinero será administrado por la Comisión pastoral para el trabajo de la ciudad de Bupyeong y se destinará en particular a la ayuda de estudiantes de escuelas medias que pertenecen a las familias de los ex trabajadores de la Daewoo Motor. Todos los desempleados, sin distinción de pertenencia religiosa, podrán presentar una petición para recibir el subsidio.
El padre Cho Tong-ho explica a Fides: «Es una buena ocasión para recordar a los sacerdotes que son los primeros que tienen que preocuparse por quien está en una situación de necesidad».