ROMA, 11 junio 2001 (ZENIT.org).- Los cuatro líderes de las comunidades religiosas de Bosnia Herzegovina han enviado un mensaje a los países más industrializados del mundo (G-8), que se reunirán en Génova en el próximo mes de julio para exigir un compromiso concreto a favor de la paz y pedir ayudas concretas para la reconstrucción de los lugares sagrados.
El mensaje fue firmado el viernes 8 de junio, en la sede de la Comunidad de San Egidio, movimiento católico con sede en Roma.
«Queremos reconstruir nuestros lugares de oración –afirman– porque sólo así podremos dar otro paso en la camino de la convivencia pacífica» dicen el cardenal Vinko Puljic, arzobispo de Sarajevo; Mustafa Ceric, ulema de Bosnia; Jacob Finci, presidente de la comunidad judía de la capital bosnia, y el padre Jovan Georgievski, en representación del Patriarcado serbio-ortodoxo.
Junto a ellos, el fundador de la Comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi, subrayó que Bosnia «representa un desafío para Europa, en favor de la convivencia y la responsabilidad europea, así como para el diálogo interreligioso en un ambiente de colaboración y convivencia».
Lo han subrayado también los cuatro líderes religiosos en su declaración común: «Las religiones –escriben– no son instrumento de guerra sino de paz» y «pueden contribuir a transformar al hombre desde dentro, a través de la formación de una cultura de paz».<br>
Por ello piden al G-8 que ponga en marcha «un plan de reconstrucción y de reestructuración de los edificios religiosos tales como iglesias, mezquitas y sinagogas, y también monasterios, oratorios, cementerios, seminarios y centros de educación dependientes de las estructuras religiosas» con el fin de poner a las comunidades religiosas «en condición de cumplir el papel de
educación para la paz y la fe».
El cardenal Puljic subrayó en este sentido que tras los acuerdos de Dayton hay que dar ulteriores pasos hacia adelante en el camino de la paz. «No se ha realizado todavía el retorno de los prófugos a sus casas –recordó–. Y hasta que esto se produzca no se podrá hablar de una paz estable. Poner en marcha la reconstrucción de los lugares de culto católicos, ortodoxos, islámicos y judíos seria una señal importante de vuelta a la normalidad».
Respecto al hallazgo hace pocos días de fosas comunes en Belgrado con los cuerpos de centenares de kosovares asesinados, a preguntas de los periodistas, el cardenal Puljic dijo: «Estos descubrimientos son la prueba de que no gritábamos en vano cuando pedíamos la intervención de Europa y del mundo para que no se llegara a ese extremo. Ahora, sin embargo, es necesario que de los hallazgos no surja nuevo odio. Hay que encontrar y castigar, ciertamente, a los culpables pero es más importante edificar la paz en los corazones, previniendo así la posibilidad de nuevas tragedias».