Ahora bien, el purpurado pide a los religiosos el mismo compromiso en la promoción de las vocaciones a la vida religiosa.

«Están haciendo un buen trabajo, especialmente en la parte de la animación espiritual del movimiento --reconoce el cardenal italiano en declaraciones publicadas por el servicio de información de las comunidades religiosas, Vidimus Dominum--. Pero me pregunto qué pasaría si los religiosos, los misioneros y las religiosas trabajaran con el mismo ardor empleado contra el G-8 para resolver el problema de las vocaciones y de la fidelidad al testimonio evangélico».