Se trata, explicó uno de los organizadores, Tarcisio Navarrete Montes de Oca, de dar gracias a Dios y a la Virgen de Guadalupe por la «ayuda» que les han dado «desde el cielo» para «entenderse» y encontrar «caminos para el diálogo» en el Congreso.
A la misa, que será presidida por el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, están invitados exponentes de todas las fuerzas políticas.
Navarrete Montes de Oca, secretario de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, aclaró que la misa no es promovida por el Congreso, ni es de carácter «oficial», y que cada legislador asistirá «por voluntad propia y a título personal».
Durante los más de setenta años en los que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) dominó el escenario político mexicano (hasta el año 2000), la participación de los políticos en actos religiosos públicos era vista por algunas de sus corrientes con mucho recelo, e incluso como un «atentado» a la separación Iglesia-Estado. Este tipo de iniciativas no tenían lugar.
Juan Pablo II proclamó a santo Tomás Moro patrono de los políticos, con motivo del Jubileo de los gobernantes y parlamentarios que tuvo lugar el pasado 5 de noviembre.