Fundada por el beato Luis Manyanet en 1864, la familia religiosa recibió la aprobación del Papa León XIII el 22 de junio de 1901, pocos meses antes de la muerte del fundador.
En el mensaje, Juan Pablo II destaca la relación íntima que existe entre la acción apostólica de los religiosos y la doctrina y el magisterio de la Iglesia. Este nexo es «el fruto de una espiritualidad profunda, fundada sobre la contemplación del misterio de la Casa de Nazaret, donde la cohesión y la fidelidad se transforman en un límpido reflejo de la comunión trinitaria».
El mensaje concluye con la invitación a los religiosos a seguir el ejemplo del beato Manyanet y a renovar la fidelidad al carisma que han recibido, profundizando el compromiso de evangelizar a las familias, para que respondan al momento presente que se caracteriza por una crisis radical y generalizada de la misma institución familiar.