Según testimonios recogidos por la policía local, el padre Rufs Halley, religioso irlandés de la Congregación de San Columbano, estaba dirigiéndose hacia su convento, después de haber participado en un encuentro interreligioso, cuando en torno a las 5 de la tarde, hora local, fue agredido por hombres armados que pretendían secuestrarlo.
La policía local refiere que los desconocidos golpearon al religioso en la cabeza y que falleció al instante.
El arzobispo de Cotabato, Orlando Quevedo, ha expresado, en nombre de la Conferencia episcopal filipina, una dura condena del episodio, afirmando que la muerte del religioso constituye «una gran pérdida para todos los que están comprometidos con la paz».
El misionero, que trabajaba en la parroquia de Nuestra Señora de la Paz, en la prelatura de Marawi, vivía desde hace unos veinte años en Malabang, ciudad costera de mayoría musulmana, donde estaba comprometido en el diálogo interreligioso entre cristianos y musulmanes.