El ultimátum, que expiró el 31 de julio, exige que las mujeres se vistan de «maniera conveniente». A partir de ahora, en folletos distribuidos al público, anuncian castigos contra las «pecadoras», «en conformidad con la ley islámica».

Sin precisar la naturaleza de sus castigos, los fundamenalistas evocan en sus folletos la lapidación pública y los latigazos.

La policía se ha tomado muy en serio las amenazas. Ha decidido multiplicar las patrullas para asegurar la seguridad de las mujeres, especialmente las que son susceptibles de herir la sensibilidad de los fundamentalistas islámicos.