«El padre Guillermo Correa está muy delicado de salud y está afectado emocionalmente. Hemos hecho varias gestiones para buscar su liberación, pero no ha sido posible. Y aquí lo seguimos sus compañeros y todos los fieles que lo conocen», ha explicado el padre José González, canciller de la Arquidiócesis de Cali, en declaraciones publicadas por la agencia católica latinoamericana ACI.

Hace un año, el padre Correa, de 62 años, fue secuestrado en la zona de Gigante, Huila, cuando descansaba en una finca de su familia. Desde ese momento, la Iglesia ha hecho numerosas gestiones para lograr su liberación.

Representantes católicos han hablado con el alto Comisionado para la Paz, Camilo Gómez y han enviado un comunicado, firmado por todo el clero, al comandante de las FARC, Manuel Marulanda Vélez, sin que hasta ahora se haya dado ninguna respuesta.

Los obispos de distintas ciudades también mandaron comunicados a Joaquín Gómez, representante de las FARC en las mesas de diálogo con el gobierno, pero tampoco encontraron eco.