Tras confirmar que los obispos y sacerdotes no están llamados a hacer política, la declaración se convierte en una invitación a promover la auténtica democracia que, como dicen los obispos, sólo es posible cuando un Estado de derecho tiene una recta concepción de la persona humana. De lo contrario, se convierte en «un totalitarismo visible o encubierto».
Los obispos invitan a los cristianos nicaragüenses a votar con «la libertad, la conciencia y la coherencia que exige la fe» y a considerar los programas y la persona de los candidatos.
Por último, exhortan a los medios de comunicación a que desempeñen su papel informativo colaborando en la educación de la democracia.