El pontífice replanteó el programa que propuso a la Iglesia en la «Tertio Millennio Ineunte», su carta programática para inicios de siglo, al recordar este jueves el encuentro del italiano Annibale Maria Di Francia con un mendigo casi ciego que encendería en él el amor evangélico hasta fundar las Congregaciones religiosas de los Rogacionistas entre los siglos XIX y XX.
Al encontrarse con 900 religiosos, sucesores del beato, el Papa afirmó: «Sí, la santidad es posible también en este tiempo difícil. Es más, es la prioridad que he indicado al final del Gran Jubileo».