CIUDAD DEL CABO, 9 diciembre 2001 (ZENIT.org).- Ante la constatación del que «el Cuerpo de Cristo en África» está siendo golpeado por el azote del sida en África, representantes de la Iglesia en el continente han decidido adoptar un papel de liderazgo en a lucha contra la enfermedad.
Esta es la conclusión a la que llegó la semana pasada la reunión de los secretarios de las conferencias episcopales que forman parte del Simposio de las Iglesias de Africa y Madagascar (SECAM) para estudiar la respuesta teológica y pastoral a la pandemia.
Según los últimos datos de la ONU, 40 millones de personas en todo el mundo están infectadas por el virus. El efecto en Africa es devastante en vidas, ampliando la brecha entre ricos y pobres, minando la seguridad social y económica, como constataron en el encuentro los obispos participantes.
El encuentro sirvió para concretar los compromisos del Sínodo de los obispos de África que en la lucha contra el sida propuso tres valores fundamentales: «sacralidad de la vida humana», «compasión», «solidaridad».
«La mejor respuesta a la pandemia –explican los obispos– es tratamiento, compartir los recursos, tiempo, alimentos, dinero y todo lo que sea necesario».
«La Iglesia –indican los prelados– debe permanecer firme en su enseñanza de los auténticos valores de la vida, el verdadero amor y sexualidad así como la santidad de la virginidad tradicional de chicos y chicas y fidelidad en el matrimonio como los medios principales de disminuir la infección del virus del sida».
Sugieren que «los líderes eclesiales deberían usar un lenguaje apropiado para evitar la estigmatización de la gente infectada y al mismo tiempo hablar contra este mal de nuestra sociedad».
Afirman que «el materialismo y el consumismo que domina en nuestra sociedad hoy dividiendo los mundos desarrollado y en vías de desarrollo, acrecienta la necesidad de la Iglesia de reconsiderar el lugar de la mujer y los niños en la sociedad».
«Los hombres en Africa usan la cultura como una excusa para degradar a las mujeres –subrayan los obispos–. Deben ser conscientes del papel especial que las mujeres tienen en la familia».
Los obispos africanos hacen también una serie de recomendaciones: La Iglesia debería duplicar su papel en la lucha contra el VIH/sida a todos los niveles y en todos los aspectos; debe comprometerse en sostener la santidad de la vida con programas centrados en la educación de la salud sexual, en el cambio de conducta, en la orientación para la prevención, en el tratamiento y apoyo ligados al sida.
Por último, los prelados sugieren que la Iglesia trabaje en colaboración con otras confesiones y los gobiernos para luchar contra el sida y que el SECAM se convierta en la coordinación del compromiso católico en este campo en África.
Actualmente, en el mundo, un tercio de los enfermos de sida son atendidos por instituciones católicas.