JERUSALEN, 19 diciembre 2001 (ZENIT.org).- El tribunal de Nazaret ha emitido una ordenanza que obliga a interrumpir la excavación de los cimientos de la polémica mezquita Shehab el-Din, junto a la basílica de la Natividad. La motivación podría ser hecha pública este jueves.
Los promotores de la construcción son miembros de un movimiento islámico fundamentalista local y empezaron las obras sin los permisos necesarios. El edificio de culto no obedece a necesidades espirituales de la comunidad musulmana, sino que constituye una auténtica provocación ante una de las Basílicas más queridas de la cristiandad.
La petición de la intervención de la magistratura, ante la pasividad de la policía, no ha sido presentada por las autoridades municipales, sino por la Comisión regional del plan regulador, despacho que depende directamente del gobernador del distrito del Norte, que desde hace tiempo se había declarado contrario a la construcción.
De hecho, la magistratura, hace dos años, ya había rechazado las pretensiones de los fundamentalistas sobre la propiedad del terreno municipal reivindicado por ellos para el proyectado edificio.
Aunque la ordenanza del tribunal es vista como un paso positivo por los cristianos del lugar, fuentes católicas locales piden prudencia, pues no es fácil saber cómo evolucionará el debate.
En primer lugar, porque la policía, avisada a tiempo por las autoridades de Nazaret sobre el carácter ilícito de las obras, que comenzaron el 12 de noviembre, no se ha movido, aduciendo que no le compete intervenir ni denunciar estas infracciones a las autoridades.
Las autoridades municipales, por otra parte, se encuentran en una situación política difícil: el alcalde cristiano está al frente de una junta que depende del apoyo de la mayoría islámica en el consejo municipal.
Las autoridades gubernamentales callan, a pesar de que los patriarcas y líderes cristianos de Tierra Santa, así como la Santa Sede, han pedido insistentemente una intervención urgente para detener las obras. El ministro de Exteriores Shimon Peres ha recibido peticiones en este sentido por parte de personalidades cristianas de todo el mundo. Yasser Arafat y otros líderes musulmanes se han pronunciado contra la construcción de la mezquita.
Hasta la fecha, ni siquiera han intervenido las autoridades arqueológicas de Israel, a pesar de que el 18 de noviembre, seis días después del inicio de las obras, habían sido alertadas por el padre Michele Piccirillo, famoso arqueólogo profesor en el Studium Biblicum de Jerusalén, de los peligros que se están corriendo.
Aquel día escribió al director de la Autoridad israelí para las Antigüedades, Yehoshua Dorfman, informándole de que testigos oculares habían señalado el descubrimiento, durante la excavación de los cimientos de la mezquita, de una columna y otros restos arqueológicos.
El 19 de noviembre la existencia de estos vestigios fue confirmada también por el profesor Stephen Pfann, presidente de la Universidad de Tierra Santa y codirector de las «Nazareth village excavations».
El 4 de diciembre, la directora del distrito arqueológico de la Baja Galilea, Yardenna Alexander, respondió al profesor Piccirillo explicando que «desafortunadamente» cuando su entidad intervino el material de excavación había sido removido.
El padre Piccirillo respondió hace tres días a esta carta recordando que el lugar de donde tiene lugar la excavación es «parte de la necrópolis de Nazaret», tal y como quedó documentada por un estudio de Bellarmino Bagatti, publicado en «Excavation in Nazareth», página 237.
Se han permitido realizar estas excavaciones, añade el franciscano, «ignorando totalmente» las normas rigurosas previstas por las leyes israelíes.
En nombre de la comunidad arqueológica, profesores y cuantos se preocupan del patrimonio histórico, Piccirillo renueva su llamamiento a una inmediata intervención.