CIUDAD DEL VATICANO, 20 diciembre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II aprobó este jueves el decreto canónico de reconocimiento del milagro atribuido a la intercesión del beato Pío da Pietrelcina (1887-1968).
Se trata de la curación de un niño de siete años, Matteo Pio Colella, hijo de un médico que trabaja en el hospital que fundó el mismo fraile capuchino, la Casa de Alivio («Casa Sollievo»), en la localidad italiana de San Giovanni Rotondo.
En la noche del 20 de junio de 2000, Matteo fue internado urgentemente en la unidad de cuidados intensivos del hospital Casa de Alivio a causa de una meningitis fulminante.
Al día siguiente, en la mañana, los médicos habían perdido toda esperanza de vida para el pequeño. Ulteriores intervenciones sobre su cuerpecito fueron consideradas por el equipo médico como un ensañamiento, pues nueve órganos vitales habían dejado de dar señales de vida.
En la noche de ese día, durante una vigilia de oración en la que participaron la madre de Matteo y algunos frailes capuchinos del convento en el que vivió el padre Pio, las condiciones del niño mejoraron repentinamente, provocando una inusitada sorpresa en los médicos que habían perdido toda esperanza.
Al despertar del coma, Matteo reveló que había visto a un anciano con la barba blanca y el vestido largo y marrón, que le decía: «No te preocupes, te curarás pronto».
Francesco Forgione, nombre de pila del fraile, nació en Pietrelcina (Benevento, Italia) el 25 de mayo de 1887. En 1907 pronunció los votos perpetuos como fraile capuchino y en 1910 fue ordenado sacerdote. Recibió los estigmas de la pasión de Cristo en 1918. Falleció el 23 de septiembre de 1968 a los 81 años de edad.
Juan Pablo II, quien en una ocasión fue a visitarle a San Giovanni Rotondo siendo arzobispo de Cracovia, le beatificó el 2 de mayo de 1999, en presencia de 300 mil peregrinos.