GINEBRA, 24 diciembre 2001 (ZENIT.org).- Poner fin a las discriminaciones contra los cristianos y proteger los derechos humanos, es el pedido que los Franciscanos y los Dominicos dirigieron al Pakistán.

Lo hicieron a través de «Dominicos por la Justicia y la Paz» y la «Internacional Franciscana», organismos de las dos Ordenes que están en permanente conexión y colaboración con las Naciones Unidas en Ginebra, donde participan en los debates y las investigaciones sobre estos temas.

El padre Philippe LeBlanc OP, Provincial Dominico de Toronto, en Canadá, responsable también de las iniciativas de «Justicia y Paz» para América del Norte, reveló que a raíz de la masacre de 16 cristianos en Bawalphur (Pakistán), el 28 de octubre último, los Franciscanos y los Dominicos dirigieron un llamamiento apremiante al gobierno del presidente Pervez Musharraf.

Cuatro son las reclamaciones. La primera es la «abolición» del sistema «de los electorados separados», que limita los derechos de participación, de los cristianos en particular y de las minorías religiosas en general, en la vida política.

En segundo lugar, piden que se «cancelen» todas las leyes discriminatorias y, en particular, la que se refiere a la blasfemia, utilizada para aplicar condenas indiscriminadas y privar a los acusados de todo derecho.

Tercero, «ratificar los tratados sobre los derechos humanos que todavía no fueron ratificados», incluidos, entre otros, la Convención contra la Tortura, la Convención sobre los derechos de todos los trabajadores migrantes.

Por último, el padre Le Blanc subrayó que es menester «invitar al Relator especial sobre la libertad de religión de las Naciones Unidas y de culto a visitar Pakistán, garantizándole un acceso pleno y libre a las minorías religiosas».

Por su parte los Superiores Mayores, que reúnen a los superiores provinciales de todas las congregaciones religiosas masculinas y femeninas que actúan en el país, pidieron a Musharraf que se reconozca a las minorías religiosas

En una carta dirigida al presidente Musharraf los Superiores Mayores de Pakistán pidieron el fin de las discriminaciones contra la minoría cristiana, subrayando que llegó la hora de pasar de las declaraciones de principio a los hechos.

Señalan, en particular, que es necesario revisar los textos que se utilizan en las escuelas, eliminando las referencias ofensivas contra las otras religiones y que pueden estimular el odio. Además, el Estado debe «asegurar que se reconozca ante la población el papel de las minorías en la formación y el desarrollo del país».

En referencia al ataque del 28 de octubre contra una iglesia cristiana, los religiosos señalan que ha sido importante «el apoyo» prestado a los cristianos por el Presidente, pero ahora, añaden, es menester «llegar a una solución de los problemas relativos a la discriminación contra las minorías religiosas».

El compromiso del Presidente por combatir el terrorismo internacional, dicen los superiores religiosos, «mostró al mundo que Pakistán es un país valiente que puede desempeñar una función importante para cambiar el mundo».

Pero «la violencia no puede ser sustituida por otra violencia. Hay otras posibilidades mejores. Y las causas de la violencia pueden ser superadas por la justicia».