LONDRES, 21 enero 2002 (ZENIT.org).- El primer ministro británico podría ser despojado del poder de rechazar candidatos nombrados para ser arzobispo de Canterbury, según dijo el domingo la académica anglicana que ha dirigido una encuesta sobre el proceso de nombramiento.
La baronesa Perry de Southwark, que fue presidenta de la comisión que el año pasado recomendó una reforma radical del sistema de nombramientos de obispos y arzobispos, pidió una significativa reducción del papel del Estado en el proceso de selección episcopal.
Sus críticas a la influencia de Tony Blair en el nombramiento del sucesor de George Carey reflejan amplias dudas dentro de la Iglesia sobre sus futuros lazos con el Estado.
Su ataque de este domingo fue respaldado por el obispo de Woolwich, Colin Buchanan, que describió la participación del primer ministro en la selección de los líderes de la Iglesia como «estructuralmente corrupta».
El obispo dijo que el papel estatal al vetar candidatos crea el tan criticado aire de conspiración y cerrazón del sistema.Crecientes llamamientos a la separación se oyeron en el interior del Sínodo General y muchos predicen que el lazo formal entre la Iglesia y el Estado se romperá en los próximos 50 años.
El informe de Lady Perry, publicado el pasado mayo, tras dos años de investigación, se preguntaba si se debería permitir al primer ministro nombrar al presidente de la Comisión Real de Nombramientos al elegir al nuevo arzobispo de Canterbury.
Ahora ha dado un paso más sugiriendo que es «monstruoso» permitir que Downing Street rechace a ambos candidatos nombrados por la Comisión. Bajo el actual sistema, la Comisión emite una lista final de dos candidatos, pero el primer ministro tiene el poder de rechazar ambos nombres y pedir ulteriores propuestas.
Esto sucedió antes de que Blair eligiera finalmente al ex obispo de Hull, James Jones, para
ser obispo de Liverpool en 1998.
El nombramiento del doctor Carey como arzobispo de Canterbury tuvo lugar después de que Margaret Thatcher rechazara los dos nombramientos iniciales.
Blair está representado en la Comisión por William Chapman, su secretario de nombramientos, que «realmente dirige el espectáculo», según Lady Perry, aunque no tiene voto.
«Dirigir esta investigación--dijo Lady Perry-- me hizo darme cuenta de lo intrusiva que es la influencia del Gobierno en todos los aspectos de la Iglesia».
«El primer ministro puede pedir a la Comisión volver atrás y seguir haciendo conjeturas hasta que obtenga la propuesta que busca. Un primer ministro maduro debería aceptar los dos nombres que la Iglesia ha propuesto», añadió.
Lady Perry cuestionó también el derecho de Blair a elegir al presidente de la Comisión, argumentando que esto nunca fue formalmente acordado cuando se introdujo el sistema en 1976.
Otras recomendaciones proponen permitir a la Comunión Anglicana, que tiene 70 millones de miembros en 163 países, tener dos miembros con voto en la Comisión.
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Jan 21, 2002 00:00