ALEJANDRÍA, 25 enero 2002 (ZENIT.org).- Una docena de líderes religiosos cristianos, judíos y musulmanes emitieron una declaración conjunta desde esta ciudad egipcia para condenar la matanza de inocentes como una profanación del nombre de Dios y una difamación de la religión.

La reunión se celebró del 20 al 22 de enero por iniciativa del arzobispo anglicano de Canterbury, George Carey, con la colaboración del viceministro de Exteriores israelí Michael Melchior.

La declaración, que Carey llamó la «Primera Declaración de Alejandría de los Líderes Religiosos de Tierra Santa», incluye un compromiso de siete puntos de los líderes para poner su «autoridad moral y religiosa al servicio del final de la violencia y de la reanudación del proceso de paz».

El borrador final de la declaración fue enviado al presidente de la Autoridad Palestina Yasser Arafat el lunes para su aprobación antes de que la delegación palestina lo firmara.

Aunque los representantes de las tres religiones firmaron el documento, diversas cláusulas del mismo está abiertas a interpretaciones diferentes.

Por ejemplo, la primera cláusula incluye una frase que dice: «La santidad y la integridad de los santos lugares debe ser preservada, y la libertad de culto religioso debe ser asegurada a todos».

Cuando al jeque Abdulsalam Abu-Shkhaidem, mufti de la Policía palestina, se le preguntó si esto significa que se debería permitir a los judíos el acceso al Monte del Templo, replicó: «No, no, no. Yo no voy a rezar a la iglesia, no voy a rezar a la sinagoga. Esto es lo que significa. Yo rezo en mi lugar y ellos rezan en el suyo. Significa, dame acceso para ir a mi mezquita y yo no te impediré ir a tu iglesia o tu sinagoga».

Al recordarle que a los judíos no se les deja ir al Monte del Templo, Shkhaidem dijo: «No tienen derecho de ir allí, es una mezquita, todo el Monte del Templo».

Carey, en la rueda de prensa, dijo que se debería formar una comisión permanente para trabajar sobre las cuestiones tales como la del Monte del Templo y la disputa sobre la construcción de la mezquita en Nazaret.

El primado anglicano dejó a un lado las cuestiones sobre estos temas, diciendo que los más importante de todo es en primer lugar no «subestimar el significado de haber logrado un organismo conjunto».

En segundo lugar, dijo, «estamos iniciando un viaje juntos. No tenemos que hacer todo en las primeras 36 horas».

Entre los representantes cristianos, estaba el patriarca latino de Jerusalén, Michel Sabbah, y el obispo anglicano de Jerusalén Riah Abu el-Assal.