El Santo Padre constató los «esfuerzos» de los prelados de la isla para «promover el entendimiento, la reconciliación, y el amor fraterno entre todos los católicos de la gran familia china».
«Estoy seguro de que estos esfuerzos, llevados adelante en comunión con otras Iglesias particulares y la Sede de Pedro, ayudarán a superar las dificultades del pasado, de modo que surjan nuevas oportunidades para el diálogo y el enriquecimiento recíproco humano y espiritual», dijo el Santo Padre refiriéndose a la República Popular China.