Un nuevo «impulso» a la relación entre judíos y católicos, pide el Papa

Carta al encuentro de representantes europeos de esas religiones en París

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CIUDAD DEL VATICANO, 29 enero 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha invitado a dar un nuevo «impulso» a las relaciones entre judíos y católicos, en una carta enviada al primer encuentro de representantes de las dos religiones en Europa, celebrado del 28 al 29 de enero en París.

La iniciativa, organizada por el Consejo Judío Europeo (CJE), tenía por lema: «Después del Concilio Vaticano II: profundización en las relaciones entre judíos y católicos en Europa bajo el pontificado de Juan Pablo II».

El obispo de Roma, en su misiva, aplaudió el espíritu del encuentro, que consideró como una continuación de la Jornada de oración de líderes religiosos por la paz, que se celebró en Asís, el 24 de enero.

«Después de los dolorosos acontecimientos que han marcado la historia de Europa –afirma la carta pontificia–, en particular durante el siglo XX, conviene dar un nuevo impulso a nuestras relaciones, para que la tradición religiosa, que ha inspirado la cultura y la vida del continente, siga formando parte de su alma».

La carta del Papa fue leída en el Ayuntamiento de París, al inaugurarse el encuentro, por el cardenal alemán Walter Kasper, presidente de la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo.

«Nos corresponde transmitir a las nuevas generaciones nuestras riquezas y valores comunes para que nunca más el hombre menosprecie a su hermano en humanidad y nunca más se lancen guerras y conflictos en nombre de una ideología que menosprecia una cultura o religión», explica el Papa Wojtyla.

«Por el contrario –añade–, las diferentes tradiciones religiosas están llamadas a poner su patrimonio al servicio de todos, de cara a edificar juntos la casa común europea, en la justicia, la paz, la equidad y la solidaridad».

«Judíos y cristianos mantienen relaciones particulares –constata el mensaje que recibió una calurosa acogida por los exponentes judíos presentes en París–. El mensaje que nos viene del Dios de la Alianza con Moisés, los patriarcas y los profetas, pertenece a nuestro patrimonio común y nos invita a colaborar juntos».

Como brújula para el futuro de las relaciones entre católicos y judíos, Juan Pablo II propuso la Declaración «Nostra ætate» del Concilio Vaticano II.

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ZENIT Staff

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