La iniciativa surgió tras la reunión, realizada en esta capital guatemalteca, de la que participaron obispos pertenecientes al Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), referentes laicos de la región y la Fundación Konrad Adenauer, con el objetivo de trazar los desafios para el tercer milenio, sobre todo para construir caminos hacia «nuevos modelos de economía social».

El comunicado final del encuentro es el siguiente:

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El tercer milenio ha llegado con un sin número de desafíos que exigen respuestas claras, alternativas posibles, valores ciertos desde donde se pueda mirar con confianza el porvenir.

1. No cabe duda que la globalización, la privatización y la aplicación de políticas económicas vigentes, han puesto en evidencia el peso del desempleo, las deficiencias en los servicios de salud, la penuria alimentaria, el déficit educativo, la carencia habitacional, el empobrecimiento, la exclusión y la migración forzada.

2. A ello se añade el debilitamiento y aún la desaparición de valores humanizantes que abren camino al consumismo, a los atentados contra la vida, la dignidad de la persona, evidenciados en políticas antinatalistas y abortistas, el comercio de órganos, la prostitución infantil y juvenil, el narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción.

3. Por ellos, nosotros, pastores de la Iglesia Católica, unidos al liderazgo de los laicos y auspiciados por la Fundación Conrad Adenauer, en el ámbito institucional del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), hemos querido continuar con la reflexión y la búsqueda de respuestas que posibiliten el consenso básico de una sociedad al servicio del ser humano que emprenda, exitosamente, la realización del propósito de «globalizar la solidaridad».

4. Nos esforzamos por propiciar y ayudar a construir un Estado social de derecho que recupere el liderazgo en la transformación y cuidado de la sociedad y una economía capaz de ser instrumento de desarrollo auténticamente humano.

5. Estos propósitos obligan a recuperar la auténtica concepción cristiana de la dignidad del ser humano, y proponer alternativas concretas desde la economía que satisfaga las necesidades básicas y una mejor calidad de vida que se exprese en la defensa de la familia, de la vida y en la irrenunciable construcción de la paz y de la convivencia.

6. Nos esforzamos por superar la brecha entre ricos y pobres; por suscitar esperanzas; por abrir nuevos horizontes a las generaciones futuras. Por ello, al término de esta reunión, en el espíritu del Adviento, queremos despertar la conciencia en los valores que ratifican nuestra dignidad compartida de hijos de Dios y la fidelidad a la verdad del Evangelio y, desde ella, a optar con «inteligencia social» por alternativas de cambio capaces de promover el desarrollo.

7. Estos desafíos que la Iglesia Católica ha asumido («Al inicio del Tercer Milenio»), son también desafíos para los Estados, las empresas, los sindicatos y las instituciones de la sociedad civil.

8. La democracia es un compromiso permanente con la verdad, con la participación ciudadana y con la realización del bien común. El desafío que el papa Juan Pablo II lanza en pro de la «globalización de la solidaridad», es un desafío «vinculante» para católicos y una propuesta sugerente para los constructores de la sociedad. Solamente así podremos forjar una sociedad fundamentada en los derechos humanos y en los valores del Evangelio.

Que María, la Madre de la Esperanza, nos acompañe y que el Santo Hermano Pedro Betancurt, que entregó su vida en estas tierras a pobres y enfermos, interceda por nosotros.

Firman el documento el obispo de Zipaquirá y presidente del CELAM, monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal; el doctor Josef Thesing, secretario general adjunto de la Fundación Konrad Adenauer; y los representantes de las conferencias episcopales de América Latina y el Caribe, entre ellos el secretario general del Episcopado Argentino, monseñor Guillermo Rodríguez-Melgarejo.