BUENOS AIRES, 11 diciembre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha donado a Cáritas Argentina 100.000 dólares, para «paliar algunas necesidades urgentes y mueva a otras personas e instituciones a acudir en ayuda de quienes en estos momentos se ven sometidos a pruebas tan duras y dramáticas».
La noticia se conoció a través de una carta firmada por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado de la Santa Sede, enviada al arzobispo de Rosario y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Eduardo Vicente Mirás.
Ya en febrero de 2002, el Pontífice había contribuido con idéntica suma y alentado a «promover una actitud solidaria, generosa y responsable en todos los ciudadanos, que salvaguarde la exigencia de una concordia social y la satisfacción de las necesidades perentorias de toda la población».
Los niveles de pobreza y desnutrición se han disparado en los últimos meses ante la emergencia que enfrenta el país en alimentación y salud. Cáritas Argentina ha redoblado sus esfuerzos de asistencia inmediata frente a la prolongada situación.
Su objetivo es aumentar hasta 2 millones el número de personas que atiende la organización diariamente, con la participación de 25.000 voluntarios, a través de sus diferentes servicios de ayuda: comedores, guarderías-merenderos, reparto de bolsas de alimentos y distribución de medicamentos y ropa.
Publicamos el texto completo de la misiva enviada por el cardenal Sodano, fechada el 26 de noviembre, y publicada por la agencia católica argentina Aica.
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De modo continuado, en estos últimos días, están llegando noticias acerca de la evolución de la situación social de ese país, y de la precaria situación en la que está viviendo una parte considerable del querido pueblo argentino, especialmente, de tantos niños que padecen hambre y desnutrición.
Por la presente, me es grato comunicarle que el Santo Padre, en cuyo corazón tienen acogida las preocupaciones de todos los hombres, y de modo particular de los más desfavorecidos y de los que pertenecen a los estratos más humildes de esa sociedad, quiere, una vez más, estar sensiblemente cercano de los que son víctimas de esas tristes situaciones que ponen en peligro la estabilidad y hasta la misma vida.
Por ello, invita a todos los creyentes y hombres de buena voluntad combatir con energía, a través de su oración y entrega generosa, la miseria y la pobreza, comprometiéndose con decisión a procurar unas condiciones de vida mejor para todos, particularmente para los más pequeños, que sean cada vez más acordes con la dignidad humana.
Con estos sentimientos, y animado por su gran afecto a los fieles de esa Nación, como signo de la caridad evangélica, Su Santidad tiene el gusto de hacerle llegar a Cáritas en la Argentina, un donativo de cien mil dólares (100.000 $ USA) que sirva para paliar algunas necesidades urgentes y mueva a otras personas e instituciones a acudir en ayuda de quienes en estos momentos se ven sometidos a pruebas tan duras y dramáticas.
Aprovecho la oportunidad para reiterarle, Señor Arzobispo, las seguridades de mi consideración y estima en Cristo.