«En nombre de todas las personas de buena voluntad de los distritos acholi y de Uganda, condenamos firmemente las dos emboscadas –del 6 de diciembre– en las que varios inocentes fueron asesinados a sangre fría y otros resultaron gravemente heridos. Algunos de ellos eran jóvenes estudiantes que viajaban a sus casas a pasar las vacaciones de Navidad».
Son los términos con los que los líderes religiosos de la ARLPI (Acholi Religious Leaders’ Peace Initiative) lamentan la nueva matanza de civiles perpetrada por los rebeldes del Ejército de Resistencia del Señor (LRA).
El comunicado emitido está firmado por monseñor John Baptiste Odama, arzobispo de Gulu y presidente de la ARLPI desde el pasado mes de abril.
Los hechos ocurrieron en la carretera entre Kitgum (distrito de Pader) y Lira –en el norte del país— y entre Kitgum y Gulu, principal ciudad del noroeste.
El LRA lucha con las armas por la creación de un Estado basado en la observancia de pretendidos conceptos «bíblicos». Para alcanzar este objetivo, sin embargo, no duda en emprender acciones criminales contra la población civil.
«Durante muchos meses, los líderes religiosos y culturales acholi –dice el comunicado— han intentado crear un puente entre el gobierno de Uganda y los rebeldes del LRA para una solución pacífica».
Sin embargo, los esfuerzos de mediación no ven sus frutos. Los guerrilleros «olum» («hierba» en lengua acholi, apodo que reciben) han continuado llevando a cabo ataques sanguinarios contra los civiles en la zona septentrional del país.
«Hacemos un llamamiento a la humanidad de los miembros del LRA –expresan los líderes religiosos— para que pongan fin a los ataques contra gente inocente mediante emboscadas, secuestros, asesinatos, y adelanten sus propuestas para efectivas conversaciones de paz, mostrando la voluntad de detener la violencia sin sentido”.
Hay una necesidad urgente de tregua, concluyen los líderes religiosos, «para permitir que nuestra gente ya no viva en el terror».
