«Estáis ante una cita con la historia. Debéis estar a la altura de vuestra misión», afirmaron los prelados en una declaración difundida recientemente, según recogió Radio Vaticana .
Comparando la situación del país a la de una nave que corre el riesgo de hundirse, exhortaron a todos los ciudadanos haitianos a «unir las fuerzas no para destruirla, sino para salvarla», y a «dirigir su atención no sobre un hombre, sino sobre toda la nación».
En este sentido, los prelados alertan a la oposición ante la tentación de desestabilizar el país. «Arrojar de la nave a su capitán –escriben— significa exponer a los que están a bordo a las desafortunadas consecuencias de una serie de incidentes».
Por lo tanto previenen de que cualquier cambio en el poder debe realizarse de manera pacífica y constitucional.
La intervención de los obispos haitianos se ha producido tras los graves enfrentamientos de las últimas semanas entre grupos de la oposición y partidarios del presidente.
La crisis política de la isla ha ido empeorando dramáticamente desde las elecciones legislativas de mayo del 2000, mientras que la congelación de las ayudas internacionales ha asestado un golpe de gracia a la economía del país, donde la inflación ronda hoy el 20%.
A pesar de las crecientes presiones internas, incluso de sectores cercanos a él, el presidente Aristide recalcó recientemente la intención de llevar a término su mandato, que finaliza en el 2005.
Haití está considerado como el último país en la lista de desarrollo de América y el Caribe.