CIUDAD DEL VATICANO, 20 diciembre 2002 (ZENIT.org).- Como cada año en vísperas de Navidad, Juan Pablo II recibió en la mañana de este viernes a los niños de Acción Católica para intercambiar con ellos espontáneamente las felicitaciones por las fiestas y el año nuevo.
Una pequeña delegación de 25 chavales, en representación de todas las regiones italianas, acudieron a ver al Papa a la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano. Junto a ellos, estaban sus responsables y el asistente general, monseñor Francesco Lambiasi.
Recordando a los pequeños de San Giuliano di Puglia, afectados por el terremoto, los niños hablaron al Santo Padre en nombre de todos los del mundo, en especial de aquellos que sufren.
«Idealmente, aquí, hoy, queremos tomar de la mano a todos, junto a nuestros amigos de Sarajevo y de Sierra Leona, con los niños israelíes y palestinos, estrechándolos todos junto a ti, Santo Padre, que siempre sabes decir palabras de esperanza y de alegría para el corazón de cada persona», dijeron los niños.
Al referirse al lema asociativo elegido este año –«Manos para todos, todos de la mano»–, el Santo Padre explicó a los chavales que «las manos no se usan para abarcar egoístamente los bienes materiales».
«Es necesario, al contrario, aprender a tenerlas abiertas para acoger el amor de Dios: manos siempre listas para recibir y dar su amor»: así invitó el Papa a vivir a los jóvenes y a enseñar a vivir a sus amigos.
Ello será una «preciosa contribución a la renovación que la Acción Católica Italiana ha emprendido», subrayó el Papa.
«Sólo Jesús conoce el secreto de una vida llena de significado, para vivir “a lo grande”, como creo que vosotros deseáis en lo profundo del corazón», comentó Juan Pablo II a los niños.
En la celebración de la Navidad, ya próxima, «el Niño Jesús nos revelará el amor infinito del Padre Celestial que no se cansa de buscar a cada hijo suyo», añadió.
«¡Preparad al corazón para acogerle! Él os hará felices», aseguró el Papa a los chavales.