MADRID, 9 enero 2003 (ZENIT.org).- Apenas dos horas después de hacerse público el nombramiento de monseñor Jesús García Burillo como nuevo obispo de Ávila, el prelado respondió a las preguntas de Zenit.
–¿Cuáles son las primeras impresiones que ha tenido tras conocer su nombramiento como nuevo obispo de Ávila?
–Monseñor García Burillo: Estoy impresionado, y siento una gran gratitud hacia el Señor y hacia el Santo Padre, quien ha querido confiar en mí para llevar adelante esta tarea. También estoy muy agradecido con monseñor Vitorio Oliver, que me ordenó obispo auxiliar de su diócesis de Orihuela-Alicante, y con el que he tenido un trabajo cercano y confiado durante los últimos cuatro años.
–Ávila no es de las diócesis españolas más castigadas por el secularismo, aunque no está exenta de problemas. ¿Qué es lo primero que quiere hacer al llegar a la diócesis?
–Monseñor García Burillo: Quiero dedicarme plenamente a trabajar por Ávila, sentirme expropiado para otros asuntos que no sean el gobierno de la diócesis. Lo primero que quiero es conocer a toda la gente, las instituciones, a todos los sacerdotes y religiosas. Y quiero escucharles, y que con la colaboración de todos y confiándonos a la gracia de Dios, logremos hacer fructificar la diócesis. Porque créame que confío plenamente en la gracia de Dios para llevar adelante esta misión.
–¿Tiene algo especial ser nombrado obispo de la «ciudad de los místicos»?
–Monseñor García Burillo: Ávila es, ciertamente, una «reserva espiritual». No hay más que recordar a Santa Teresa de la Cruz, a San Juan de la Cruz. Todo esto tiene que tener repercusiones en nuestro comportamiento. Si nos abrimos al Espíritu, podremos vivir intensamente, siguiendo las directrices del Papa. E insisto: confiando en la gracia de Dios y en el apoyo de los fieles.
