«¡No a la guerra!» en Irak y Tierra Santa, exclama Juan Pablo II

«Es siempre es una derrota de la humanidad», afirma

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CIUDAD DEL VATICANO, 13 enero 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pronunció un decidido «¡no a la guerra!» en Irak y en Tierra Santa al recibir este lunes a los embajadores del mundo acreditados ante la Santa Sede.

Tras confesar la impresión que le provoca «el sentimiento de miedo que atenaza frecuentemente el corazón de nuestros contemporáneos», y constatar el «terrorismo pertinaz que puede atacar en cualquier momento o lugar», exclamó: «¡No a la guerra! Ésta nunca es una simple fatalidad. Es siempre es una derrota de la humanidad».

«Digo esto –aclaró– pensando en quienes todavía ponen su confianza en las armas nucleares y en los demasiados conflictos que todavía aprisionan a nuestros hermanos, los hombres».

Por el contrario, añadió el obispo de Roma, «el derecho internacional, el diálogo leal, la solidaridad entre los Estados, el ejercicio tan noble de la diplomacia, son los medios dignos del hombre y las naciones para solucionar sus contiendas».

«Y ¿qué decir de la amenaza de una guerra que podría recaer sobre las poblaciones de Irak, tierra de los profetas, poblaciones ya extenuadas por más de doce años de embargo?», preguntó el Papa a los representantes de 177 países acreditados ante la Santa Sede.

«La guerra nunca es un medio como cualquier otro, al que se puede recurrir para solventar disputas entre naciones», respondió.

«Como recuerda la Carta de la Organización de las Naciones Unidas y el Derecho internacional –subrayó–, no puede adoptarse, aunque se trate de asegurar el bien común, si no es en casos extremos y bajo condiciones muy estrictas, sin descuidar las consecuencias para la población civil, durante y después de las operaciones».

El Santo Padre afrontó también el conflicto en Tierra Santa y e insistió en que los «dos pueblos, el israelí y el palestino, están llamados a vivir uno junto al otro, igualmente libres y soberanos y recíprocamente respetuosos».

El pontífice repitió, como ya ha hecho en otras ocasiones, que la solución «nunca podrá ser impuesta recurriendo al terrorismo o a los conflictos armados, pensando que la solución consiste en victorias militares».

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ZENIT Staff

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