El cardenal de Madrid asegura que «estamos a tiempo de evitar la guerra»

MADRID, 27 enero 2003 (ZENIT.org).- La catedral de la Almudena de Madrid se volvió a llenar en la tarde de este domingo para secundar la convocatoria del cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Más de 2.000 personas respondieron a la llamada del purpurado de acudir a la vigilia de oración por la paz en Irak que se celebró en el templo catedralicio.

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El propio cardenal explicó al inicio de su homilía el motivo de la
vigilia: «Orar por la paz en sintonía plena con las reiteradas e insistentes llamadas de atención del Santo Padre y con sus peticiones constantes de un renovado compromiso por la paz mundial, que no admite demoras».

El arzobispo de Madrid constató que «son muchos, graves e inminentes los peligros que se ciernen amenazadores sobre ella en el actual horizonte internacional», y que esto hace más necesaria «la plegaria ferviente y sincera a Dios que nos ha dado a su Hijo como Príncipe de la Paz».

El cardenal arzobispo de Madrid ya ha insistido en otras muchas ocasiones, especialmente cuando se ha referido al terrorismo en el País Vasco, que la herramienta que deben emplear los cristianos para lograr la paz es, precisamente, la oración.

El cardenal Rouco expresó su convencimiento de que aún «es posible cambiar el curso de los acontecimientos», porque «es posible avivar eficazmente el diálogo leal, la solidaridad entre los Estados, el ejercicio tan noble de la diplomacia, la actuación de las Naciones Unidas», añadió, recordando las palabras de Juan Pablo II a los diplomáticos la pasada semana.

«El primer e imprescindible paso para la paz es evitar la guerra», observó el cardenal Rouco, quien aseguró que «estamos a tiempo de evitar» el conflicto contra Irak.

El arzobispo de Madrid abogó además por «crear un nuevo clima de paz» que debe empezar en nuestros propios ambientes.

«¡Que difícil resulta, tal como nos lo enseña la historia de todas las épocas –también la de la era cristiana– y, por supuesto, como lo aprendemos de nosotros mismos, comprender bien lo que significa justicia y lo que implica trabajar por ella más allá de la pura perspectiva de los cálculos humanos, del «do ut des», «te doy si me das»!», apostilló.

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ZENIT Staff

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