CIUDAD DEL VATICANO, 1 agosto 2003 (ZENIT.org).- Mientras siguen produciéndose actos de violencia y saqueos sin restricciones, en las ciudades y pueblos de toda Liberia, el hambre y las enfermedades empiezan a manifestarse, poniendo incluso un mayor número de vidas en peligro, constata Cáritas Internationalis.
La institución de ayuda de la Iglesia católica se hace en un comunicado enviado desde su sede central, en el Vaticano, pide el envío de tropas internacionales, en particular a Estados Unidos, para poner fin a los enfrentamientos, y permitir que Cáritas y otras organizaciones humanitarias puedan ayudar al pueblo liberiano.
Según fuentes de empleados de Cáritas en Monrovia, la dificultad de acceso a los alimentos está amenazando la vida de personas que ya vivían de manera precaria. La mayoría de los almacenes están vacíos. Ha habido saqueos o, simplemente, se han terminado la mayor parte de las existencias, y los pocos alimentos disponibles resultan demasiado caros para la población liberiana. Un paquete de arroz, que antes costaba 10 dólares liberianos, cuesta ahora 80 dólares, e incluso las personas que todavía tienen dinero suficiente, no pueden encontrar fácilmente comida para comprar.
Según un responsable de Caritas Liberia: «La situación es tan inestable que las personas ahora pueden morir igual de hambre que asesinadas por un disparo. Sin embargo, no se puede enviar ayuda alimentaria ni sanitaria al país, hasta que el orden haya sido restablecido. La situación es demasiado arriesgada».
«Éste es uno de los pocos países del mundo en el que la población pide la intervención del Ejército de EE.UU. para que ponga fin a las matanzas, sin embargo, increíblemente, esta petición todavía no ha sido atendida», dice Duncan MacLaren, secretario general de Cáritas Internationalis, quien a inicios de esta semana exhortó al presidente George W. Bush para que intercediera por poner fin a la violencia.
Los empleados de Cáritas en Liberia, que siguen directamente los enfrentamientos, afirman que es difícil distinguir a las tropas gubernamentales de las rebeldes, y que la población tiene miedo de salir de casa. Por desgracia, no todos son lo bastante afortunados para tener un hogar donde refugiarse, ya que los cuantiosos daños provocados en numerosas viviendas han dejados a muchos sin un lugar seguro donde dormir por la noche.
Uno de los aspectos más terribles de esta situación es ver a los niños soldados que participan en este caos. Los empleados de Cáritas confirman los muchos informes de los medios de comunicación internacionales, respecto al gran números de niños soldados entre los combatientes, algunos incluso de tan solo 9 años. Los niños, que con frecuencia están drogados, participan tanto en los saqueos como en los combates.
«La actual situación de inactividad de las superpotencias del mundo, frente a esta situación en la que niños de sólo 9 años disparan indiscriminadamente a personas inocentes, es un ultraje a la humanidad», afirma Duncan MacLaren, para añadir: «Tenemos la obligación moral de utilizar todo los recursos disponibles para poner fin a esta terrible situación».
Más información en http://www.caritas.org.
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Aug 01, 2003 00:00