RÍMINI, 27 agosto 2003 (ZENIT.org).- El arzobispo coadjutor de Dublín, hasta ahora observador permanente de la Santa Sede en la ONU, monseñor Diarmuid Martin, ha constatado los límites de la intervención militar en Irak y ha subrayado la necesidad de dar protagonismo a la sociedad civil en la reconstrucción del país.
Al intervenir sobre el tema «Irak, la difícil reconstrucción», en el Meeting por la amistad entre los pueblos que organiza el movimiento Comunión y Liberación estos días en Rímini (Italia), el prelado consideró que la presencia de soldados puede garantizar la seguridad.
«Ahora bien –aclaró–, una intervención militar contribuye poco al desarrollo de la sociedad, condición fundamental para la realización de la democracia».
Tras recordar la figura de Sérgio Vieira de Mello, fallecido en el reciente atentado contra la sede de la ONU en Bagdad, monseñor Martin resaltó que «Irak no es una nueva Yugoslavia» y que «la situación de inseguridad es mucho más extensa».
«Se conocía la fragilidad de la comunidad iraquí y la fragmentación de los diferentes grupos étnicos –subrayó–. Sadam lo sabía y por ello distribuyó armas entre las distintas comunidades».
Es ahora cuando para su reconstrucción el país necesita democracia, «y ésta no crece por sí misma, especialmente si sale de una dictadura», apuntó el prelado.
En conjunto, según el arzobispo de Dublín, «la actual situación muestra los límites de la intervención militar. La seguridad de un país no se puede construir solo sobre la presencia de las fuerzas armadas».
Puesto que «la reconstrucción de Irak debe comenzar por los progresos de la sociedad civil», y dado que dicha sociedad «no existe», «es necesario inspirarla y asistirla para conseguir que surja de forma evidente», afirmó el prelado.
«Sólo cuando se liberen las capacidades humanas que están en la población –resumió–será posible el autogobierno superando la condición de país ocupado».
De todas maneras, monseñor Diarmuid Martin recalcó que «hasta que no se alcance la paz en Oriente Medio no se logrará la paz en Irak ni en Tierra Santa».
Aproximadamente 600.000 personas participan del 24 al 30 de agosto en el «Meeting» organizado por Comunión y Liberación en Rímini en el que intervienen representantes del mundo de la política, de la economía, de la cultura y del espectáculo. La cita ofrece 130 encuentros, 29 espectáculos, 17 exposiciones y 10 competiciones deportivas.
Comunión y Liberación, organizador del Meeting, es un movimiento eclesial fundado por el sacerdote italiano monseñor Luigi Giussani cuya finalidad es la educación cristiana madura de sus propios seguidores y la colaboración con la misión de la Iglesia en todos los ámbitos de la sociedad contemporánea. En la actualidad está presente en cerca de setenta países en los cinco continentes.